El compositor chileno reveló que utilizó el pseudónimo 'Topinho' para hacerse pasar por brasileño y no ser discriminados en las radios por no ser música totalmente brasilera.

El compositor chileno Álvaro Scaramelli reveló que se hizo pasar por un productor brasileño usando un pseudónimo para trabajar con la exitosa agrupación de los 2000, Axé Bahía.

Topinho era el nombre que usaba el artista para colaborar con la banda ícono del programa juvenil Mekano, así lo confesó en el programa Más Vivi que Nunca de TV+.

“¿Qué tienes que ver tú con el grupo y quién es Topinho?”, le preguntó la hija de Mario Kreutzberger.

“Yo soy Topinho. Si ustedes buscan el disco de Axé Bahía, va a decir que el productor musical y autor de varias canciones se llama Topinho”, reveló Álvaro Scaramelli. “Van a decir ‘bueno, este es un brasilero’, pero en realidad era yo disfrazado de brasilero”, agregó.

La razón detrás de esta decisión, contó, fue pasar desapercibido mientras trabajaba con la agrupación y además no ser descartados por las radios al ver que la mente detrás de Axé Bahía era un chileno y no un brasileño.

“Deduje que si ponía Álvaro Scaramelli, los programadores de radio iban a decir ‘ah, esta no es música brasilera’ y la iban a descartar. Entonces me oculté detrás de un pseudónimo”, relató.

Decisión que evidentemente funcionó, ya que la agrupación logró un éxito absoluto en el país y en Latinoamérica, el cual se mantiene hasta el día de hoy.

El rol del compositor como Topinho inició cuando Axé Bahía emigró de Chile a Centro América, España y Estados Unidos, lo que los llevó a incluso grabar con Celia Cruz en su último disco previo a su fallecimiento.

“Estuvimos dos años viviendo y trabajando allá (En México), muchísimo, porque nos dieron un programa de televisión, en Televisa, que iba todas las tardes. Los chiquillos se presentaban y era muy parecido a lo que hacían en Mekano acá, el mismo fenómeno. Al poco tiempo estábamos con agenda completa“, relató en el espacio televisivo Scaramelli.

El productor contó también que el éxito de la banda los llevó a radicarse por dos años en México, lo cual les “abrió muchas puertas”.