Esta mañana se dio a conocer la dura situación que está viviendo Coco Pacheco, quien anunció el cierre de su restaurant en la comuna de Providencia y la venta del terreno. El chef chileno indicó que la crisis social y pandemia golpearon fuerte el negocio.

En conversación con el matinal Bienvenidos, Pachecho sostuvo que los costos eran elevados y no estaba teniendo ingresos hace varios meses, por lo que no podía mantener su negocio.

“Como se dice en buen chileno, tiré la toalla. Los gastos son tremendos. Es muy doloroso cerrar después de tantos años, más de 47 años que llevo en el rubro. Tenía que hacerlo porque, de lo contrario, me estaba autocomiendo, me estaba desangrando”, sostuvo.

En este sentido, el exrostro de matinales indicó que “desde octubre que no entra nadie”, por lo que la única decisión que le quedó por tomar fue “cerrar”.

“Hay toda una vida, toda mi vida. Llegué cuando tenía 20 años. Entonces, es pesado decir adiós. Pero esa chispa de luz, que pienso que va a haber, la que me da fuerza para seguir, sino prácticamente no estaría conversando en este momento. Es muy fuerte, pero hay que luchar, siempre hay que tener fe, siempre hay que mirar hacia adelante. Yo partí así y voy a morir así”, comentó.

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Junto con cerrar su local, el chef indicó que está vendiendo el terreno en la comuna de Providencia, para volver en el futuro con otro emprendimiento.

“Yo hoy día quise desaparecer solo para que no me comieran los gastos y a futuro salir con algo más pequeño”, indicó.

Asimismo, también aseveró que debió deshacerse de propiedades que tenía fuera de Santiago, para poder pagar deudas y finiquitos de algunos exempleados.

“Vendí mi casa en la playa porque también cuesta mantenerla. El jardinero, un cuidador, los gastos comunes y no te entra ni uno. Y para qué te digo cómo me retaron mis nietos: ‘Abuelo, nos vendiste la casa”, contó.

El propio Pacheco recordó que la última jornada que tuvo abierto su restaurant fue el pasado 15 de marzo. En ese entonces, indicó, sabía que se avecinaba una crisis derivada de la pandemia.

“Ya habían cancelado todo y ya estaba el bichito entrando, ya había entrado a Europa y ya acá se sentía como nos veníamos pisando los talones. Terminamos atendiendo a tres personas esa noche. Trabajábamos 50 para atender a tres”, concluyó.