Cuando hablamos de películas animadas clásicas, de inmediato vienen a la memoria los grandes éxitos de Disney.

Cenicienta, La Bella Durmiente y La Sirenita son algunos de los títulos que con el paso del tiempo han trascendido enormemente en la historia de la animación.

Incluso, muchos creen que Blancanieves -la que vio la luz en 1937 y que es una adaptación del cuento de hadas homónimo de los hermanos Grimm- es la primera cinta animada de la historia.

Sin embargo, este honor recae en una producción que en cuanto a nombre es bastante menos conocida. De hecho, pocos saben que la primera cinta animada del cine es de origen argentino.

Nos referimos a El Apóstol, largometraje que fue estrenado mucho antes: el 9 de noviembre de 1917.

El Apóstol
El Apóstol

Escrita, producida y dirigida en el país trasandino por Quirino Cristiani, consiste en una sátira política dirigida al entonces presidente de Argentina, Hipólito Yrigoyen.

Wikimedia Commons (CC0)
Wikimedia Commons (CC0)

Tal como recoge el portal especializado en el séptimo arte Film Affinity, es una película muda de 60 minutos de duración, para la cual Cristiani utilizó 58 mil dibujos en 35 mm (a razón de 14 cuadros por segundo).

Además, empleó diversas maquetas que representaban conocidos edificios públicos de la ciudad de Buenos Aires.

Lamentablemente, a pesar de su importante rol en el desarrollo del cine, y de su incalculable valor histórico, hoy en día es imposible ver El Apóstol. La razón es tan simple como insólita: ya no quedan copias.

De acuerdo a sitios como Infobae, si bien se conservan algunas imágenes, que incluso están disponibles en Youtube, la mayoría de las copias fueron recicladas para utilizar el celuloide en la fabricación de peines.

El resto se perdió en un incendio registrado en 1926, acabando para siempre con la posibilidad de volver a ver esta histórica pieza cultural.

Portales de tendencias como Neo Stuff señalan que la cinta estuvo en cartelera por todo un año -algo impensado en estos días-, convirtiéndose en todo un éxito.

El Apóstol era demasiado amable con el presidente, burlándose tranquilamente de su imagen al presentar a un protagonista odiado por el pueblo, quien subía al Olimpo para pedir la destrucción de Buenos Aires”, menciona el citado medio.

Pasión por el cine

Desde niño, Cristiani presentaba una fascinación por los dibujos. Siendo aún muy joven, comenzó a realizar historietas de humor político que luego eran publicadas en diversos periódicos.

En 1916, y con sólo 19 años, fue contratado por un italiano dueño de un estudio de cine. Era Federico Valle, cuya idea era que Cristiani dibujara caricaturas para incorporarlas en sus películas informativas de cortometraje.

Fue ahí cuando Valle le indicó al joven artista que tendría que desarrollar una forma de darle movimiento a sus dibujos, ya que no quería imágenes fijas en sus filmaciones.

Esto llevó a Cristiani a desarrollar las técnicas de la animación que lo llevaron a crear El Apóstol, cinta animada que fue producida por el propio Valle.

En 1918 realizó una nueva película llamada Sin dejar rastros, la que trataba sobre un evento ocurrido en medio de la Primera Guerra Mundial, conflicto bélico que aún estaba en desarrollo.

Para su desgracia, sólo estuvo en cartelera un día, debido a que el gobierno no quería tener problemas con Alemania. La cinta terminó siendo confiscada.

Dos graves incendios acabaron con gran parte de sus obras, lo que sumado a otros problemas -como la imposibilidad de competir con Disney-, lo llevó a retirarse. “Disney fue grande, pero yo llegué primero“, llegó a mencionar Cristiani.

Neo Stuff
Neo Stuff

El propio Walt Disney viajó hasta Argentina en 1941, ocasión en la que conoció el trabajo del argentino.

El exitoso productor norteamericano incluso le ofreció un puesto a Cristiani en su famosa compañía. No obstante, el cineasta declinó la propuesta, ya que no quiso abandonar su querida empresa.

Con el transcurso del tiempo, el director fue pasando progresivamente al olvido, perdiéndose en la memoria de quienes disfrutaron de sus obras.

Eso, hasta la década de 1980, cuando algunos medios argentinos le dedicaron capítulos especiales y reportajes a su vida y obra.

Finalmente, Cristiani falleció tranquilamente en su país, un 2 de agosto de 1984.