El mineral blanco que se ha robado todas las miradas en los últimos días se posiciona como uno de los elementos fundamentales para superar la dependencia de los combustibles fósiles, en especial gracias a su capacidad de alimentar los autos o buses eléctricos, punto clave de la lucha contra el cambio climático para varios gobiernos e instituciones.

El jueves 20 de abril, vía cadena nacional, el presidente Gabriel Boric anunció la nueva “Estrategia Nacional del Litio“, por medio de la cual se busca crear una empresa estatal para la explotación del recurso, a la vez que mediante la participación público-privada desarrollar valor agregado para los productos del litio.

La idea, según el mandatario, es posicionar a Chile como “el principal productor de litio del mundo”.

Junto con poseer una de las mayores reservas del mundo, según Statista en 2022 Chile produjo 39 mil toneladas métricas de litio, solo por detrás de Australia.

¿Son estas características suficientes para poner al nuevo “oro blanco” como un motor de desarrollo para nuestro país?

“El desarrollo de Chile no es dependiente del litio

Estas fueron las declaraciones de Emilio Castillo, ingeniero en minas y doctor por la Colorado School of Mines de los Estados Unidos, para la Deutsche Welle (DW).

El también docente de la Universidad de Chile postuló que los “desarrollos institucionales y los acuerdos que como país logremos” son más importantes, aunque destaca que el litio “es una posibilidad para demostrar que como país podemos consensuar un tema complejo, buscando el bien general”.

Imme Scholz, presidenta de la fundación alemana Heinrich Böll, ligada al partido Los Verdes del país europeo, señaló que la propuesta es una oportunidad “para desarrollar conocimientos y experiencias que pueden servir para la transformación social, económica y ecológica del país“, destacando además el caso alemán que “considera a Chile como un socio muy importante para su propia transformación”.

Con la estrategia del litio, agregó, Chile puede “usar esta cooperación para generar conocimientos e ingresos públicos que le permitirán participar en este proceso que transformará las grandes economías en el siglo XXI”.

¿Es viable el plan del Gobierno?

Por un lado, la actual situación del Congreso Nacional, donde la oposición ha expresado una serie de cuestionamientos al proyecto del oficialismo, “no genera un apoyo transversal en el mundo político, por lo cual su discusión y orgánica final no está asegurada”, señaló Castillo.

Por otro lado, inversionistas extranjeros creen que la propuesta del Gobierno va en la dirección correcta.

The American Chamber of Commerce (AmCham), a través de su representante en Chile, Paula Estévez, manifestó en un comunicado, citado por Diario Financiero: “Creemos firmemente que esta iniciativa abre la puerta a que el desarrollo de la industria del litio genere miles de nuevos empleos, transferencias tecnológicas, capacitación de capital humano y encadenamientos productivos en el país”.

En el aspecto de la creación de una empresa estatal, Scholz afirma que en “Europa y EEUU están en pleno proceso de establecer nuevas políticas industriales para que sus economías puedan transformarse rápidamente”, y que este importante cambio “le da un mayor papel al Estado en la economía, y las empresas públicas pueden tener un papel importante para promover e implementar una transición inclusiva, justa y ecológica”.

Redistribución de la riqueza y eficiencia del gasto público

“No más minería para unos pocos”, expresó Boric en su anuncio, en referencia a una distribución equitativa de las ganancias generadas por el litio, que en 2022 acumularon unos 7.763 millones de dólares, un alza del 777% en comparación con 2021.

“Es esperable que un ajuste en la gobernanza del litio ayude a una mejor distribución, dependiendo de la eficacia del gasto público y de la realización efectiva de las alianzas público-privadas esperadas”, subrayó Emilio Castillo para DW.

Por su parte, Imme Scholz concluyó que la estrategia del Gobierno solo se justifica si se logra una redistribución equitativa: “Los ingresos generados por el litio podrían alimentar un fondo para financiar inversiones públicas, en parte, en el lugar de la explotación, pero también a nivel nacional, en infraestructura moderna, en un sistema de educación de buena calidad para todos, en la adaptación al cambio climático y en la protección del medioambiente”.