El encarecimiento energético volvió a ser el más notable y el principal impulsor de la subida de precios en el primer mes de 2023.

El índice de precios al consumo (IPC) en Japón subió un 4,2% en enero, su mayor incremento en 41 años, en medio de la persistente alza inflacionista global por el encarecimiento de la energía y de las materias primas.

El dato publicado este viernes por el Ministerio del Interior y Comunicaciones japonés supone el decimoséptimo mes consecutivo de incremento del indicador, que excluye los precios de los alimentos frescos por su alta volatilidad, y marca el mayor alza de precios en el país desde diciembre de 1981, cuando el IPC subió un 4,3%.

El incremento de este enero viene precedido por una subida del IPC del 4% en diciembre y del 3,7% en noviembre, manteniéndose por encima del objetivo del 2% planteado por el Banco de Japón (BoJ). Con respecto al mes anterior, el índice aumentó un 0,2%.

El encarecimiento energético volvió a ser el más notable y el principal impulsor de la subida de precios en el primer mes de 2023, con una subida del 14,6% interanual.

En concreto, el precio de la electricidad aumentó el mes pasado un 20,2% con respecto al año previo, el del gas se incrementó un 24,3% y el de otros combustibles se encareció un 4,3%.

La inflación subyacente, que excluye el precio de la energía y los alimentos por su alta volatilidad, fue del 3,2% con respecto al mismo mes del año anterior y del 0,1% con respecto al mes previo.

El banco central japonés está poniendo especial énfasis en la importancia que la inflación subyacente tiene a la hora de indicar cuál es la presión inflacionaria real que está experimentando la tercera economía mundial, sobre todo la derivada de la demanda y no de factores externos como el encarecimiento de los combustibles.