Un estudio realizado en el Reino Unido demuestra que la función del cerebro de algunas personas aún se ve afectada por el COVID, pese a haberse infectado hace años. Uno de los síntomas es la niebla cerebral.

Más de 3 años han pasado desde el comienzo de la pandemia. El COVID-19 se llevó a 15 millones de personas entre 2020 y 2021 (OMS) y dejó una serie de otras consecuencias.

Una de ellas es el denominado “covid largo”, una enfermedad en que los síntomas pueden prolongarse en el tiempo y que se cree que puede afectar a un 10% de los pacientes que han tenido coronavirus, según un estudio de Yale realizado el 2021.

Pueden ser efectos persistentes en distintas partes del cuerpo, como por ejemplo, en el cerebro. En este último se centró el reciente estudio del King College de Londres.

Se evaluó el rendimiento cerebral en 3 mil participantes, los cuales formaban parte del Biobanco del Estudio de Síntomas Covid de Reino Unido. Memoria, atención, razonamiento, velocidad de procesamiento y control motor fueron los parámetros que se midieron en dos fases: una el 2021 y otra el 2022.

Los científicos constatan que no hubo mayor diferencia al comparar los resultados de la prueba hecha en ambos años, la cual tuvo 9 meses de diferencia.

Asimismo, los investigadores separaron a la muestra en dos grupos; los que se sentían recuperados tras infectarse por COVID-19 y los que aún no lo hacen del todo. El primer grupo se desempeñó tal como si nunca hubiese contraído el virus. El segundo, obtuvo puntajes más bajos en los parámetros.

“Las personas que vivían con síntomas a largo plazo después de tener COVID-19, los efectos del coronavirus en los procesos mentales, como la capacidad de recordar palabras y formas, aún son detectables en un promedio de casi dos años desde su infección inicial“, explicó el Dr. Natham Cheetham, el autor principal del estudio.

Los autores ejemplifican el efecto del COVID en el cerebro con un aumento de 10 años de edad. También, constataron que los déficits han sido mayores para quienes se enfermaron de manera grave, como por ejemplo, con compromiso respiratorio o sintomatología de más de 3 meses.

Claire Steves, profesora de Envejecimiento y Salud en el King´s College de Londres, agregó que “sus vidas siguen siendo afectadas por los efectos a largo plazo del coronavirus” y que se necesitan más estudios para encontrar las causas y buscar posibles soluciones.