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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

El astrónomo chileno Eduardo Unda-Sanzana ha sido reconocido en el New York Times por su labor en la protección de la oscuridad en el Desierto de Atacama, donde se encuentran los principales observatorios del mundo. Su lucha por mantener condiciones ideales para la observación astronómica ha dado paso a políticas lumínicas en Chile, sin embargo, nuevos obstáculos como el Proyecto INNA de AES Andes amenazan a los observatorios.

El astrónomo chileno Eduardo Unda-Sanzana, fue reconocido con una plana en el New York Times por su lucha por mantener la oscuridad en el Desierto de Atacama, donde los mejores observatorios del mundo están en riesgo.

Eduardo, que dirige el departamento de astronomía de la Universidad de Antofagasta, fue uno de los principales impulsores de las normas lumínicas en Chile, políticas que han conseguido mantener a raya la oscuridad de los cielos para la observación astronómica.

Pero han surgido nuevos obstáculos. Por ejemplo, en marzo de este año la comunidad astronómica alertó por el Proyecto INNA, de AES Andes, que planea instalar un complejo industrial de hidrógeno verde cerca del Observatorio Paranal, donde está el Very Large Telescope (VLT) y de la locación del nuevo Extremely Large Telescope (ELT), que está en construcción.

De instalarse INNA, producirá una contaminación lumínica que podría dañar gravemente los cielos y el trabajo de estos telescopios. “La oscuridad es extremadamente frágil”, le dijo Unda-Sanzana al NYT.

El astrónomo ahora sigue en su misión para proteger la oscuridad del desierto, haciendo experimentos para demostrar cómo la contaminación lumínica ya está invadiendo este espacio y compartiendo sus hallazgos al país, especialmente con políticos y empresas.

Cabe señalar que, los telescopios del Observatorio Europeo Austral (ESO) que están en el Desierto de Atacama, son los mejores del planeta y una enorme inversión que ha hecho la astronomía mundial con Chile como anfitrión. Ahora, chocan con los esfuerzos del país por producir energías más limpias, como lo es el hidrógeno verde.

El proyecto de AES Andes, es el primero que ha anunciado intenciones de instalarse en esta zona y posiblemente no será el último, ahora que el hidrógeno verde empezó a ser rentable en Chile.

“Estas zonas oscuras no generan rentabilidad económica, pero sí generan conocimiento vital, y no deberían estar en contradicción entre sí”, plantea Eduardo.

Si perdemos estos cielos, no sólo los perderemos nosotros, sino que los perderá toda la humanidad”, advierte.