En Washington, el flamante Ministro de Exteriores del gobierno de Joseph Biden, Antony Blinken, en tono severo y autoritario, declaró ante la prensa que el jueves próximo, 18 de marzo, en Alaska, en su encuentro con su colega chino Wang Yi, le cobrará cuentas a China por sus violaciones a los derechos humanos contra la minoría de raza uighur en el Sinkiang; también por su “asalto contra la democracia en Hong Kong”; y por imponer injustas sanciones económicas contra Australia”.

El tono de los anuncios de Blinken ciertamente buscaba impresionar al público de su propio país y a la vez hacer que el resto del mundo entienda que Washington no permitirá que sus preceptos sean desafiados.