La noticia de la muerte de Jorge Edwards fue confirmada por su hijo y por la editorial Penguin.

El destacado escritor nacional, Jorge Edwards, falleció a los 91 años en su hogar en Madrid, España.

La información fue confirmada por su hijo al diario La Tercera y también por la editorial Penguin.

“Sí, acaba de fallecer en Madrid en su departamento de vuelta del hospital”, aseguró el hombre a la publicación chilena.

Hasta el momento no se tienen detalles de la causa de muerte del galardonado escritor, abogado, periodista y diplomático chileno, nacionalizado español en 2010.

Jorge Edwards, más allá de la pluma

El escritor chileno, galardonado con el Premio Cervantes en 1999, es considerado una de las grandes plumas de la lengua española, sagaz, y decidida, que arrancó como afinado cuentista y se transformó con el paso de los años en un novelista reconocido.

Nacido en Santiago de Chile en 1931, estudio en el colegio San Ignacio -donde según denuncio en 2012 fue objeto de abusos sexuales por parte de un sacerdote de Cádiz- y se graduó en la facultad de derecho de la Universidad de Chile, aunque sabía que las leyes no eran su verdadera pasión.

Pronto se demostró con la aparición en 1952 de primer libro “El patio”, un volumen de cuentos con el que cosechó los primeros aplausos y que le catapultó hacia la novela.

PENGUIN

La primera en aparecer fue “El peso de la noche”, la historia de una familia de clase media que se adentra en los vericuetos de la decadencia -uno de los temas transversales de su obra- y en la que la política -otra de sus obsesiones- se hace presente de forma sutil pero muy decidida.

Después le seguirían obras muy aplaudidas como “Los convidados de piedra” (1978), “El museo de cera” (1981), “El sueño de la historia” (2000), y la “La casa de Dostoievsky” (2008) con las que atravesó fronteras y que lo convirtieron en una de las voces líderes de la llamada “generación del 50” junto a José Donoso, Enrique Lafourcade y Claudio Giaconi.

Un grupo de escritores a los que se compara con clásicos de la literatura estadounidense como Walt Whitman, Ernest Hemingway y William Faulkner) y que se colocan en la línea narrativa y estética de Leon Tolstoy, Fiodor Dostoievski.

Tenía gusto por lo que sucedía en el interior de las casas frente a la tendencia anterior, de estilo criollo, que se enfocaba en el costumbrismo, el paisajístico y las tradiciones.

DIPLOMÁTICO EN TIEMPOS DE ALLENDE

Menos mentada es su faceta de diplomático, carrera a la que se sumó en 1954 y que tuvo su primer gran momento destacado en 1970, durante el inicio del Gobierno socialista de Salvador Allende, quien confió en sus dotes para retomar las relaciones con Cuba.

Sin embargo, la afinidad de Edwards con intelectuales de la oposición castrista condujo al líder cubano, Fidel Castro, a considerarle persona “non grata”, título que utilizó para encabezar un libro de memorias sobre esos días.

El libro logró mérito de ser prohibido tanto por el Gobierno cubano como por el chileno, además de granjearle la enemistad de las fuerzas políticas de izquierda y creó una gran polémica entre los escritores latinoamericanos

Amigo de Pablo Neruda, escribió un libro sobre el autor de “20 poemas de amor y una canción desesperada” titulado “Adiós poeta: Pablo Neruda y su tiempo” (1990) y una novela inspirada en su figura “Oh, maligna” (2019).

En 1973, poco después del golpe de Estado contra el presidente Allende que desencadenó la represión militar y la dictadura encabezada por el general Augusto Pinochet, viajó a Madrid, donde vivió y trabajo durante un lustro.

De vuelta a Chile en 1978, se integró en la Academia chilena de la lengua y contribuyó a la fundación del Comité de Defensa de la Libertad de Expresión.

En 1988 fue uno de los fundadores del movimiento político Independientes por el Consenso Democrático y​ acabada la dictadura el presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle lo nombró embajador ante la Unesco (1994-1996).

En 2010 fue designado embajador en París por el nuevo Gobierno de Sebastián Piñera, político al que Edwards había apoyado públicamente durante la campaña electoral y España le concedió la nacionalidad por carta de naturaleza.

Además del premio Cervantes, recibió el Premio Nacional de Literatura (1994), el Premio Municipal de Literatura de Santiago (1991) y el Premio Planeta-Casa de América (2008) entre otros galardones.