“Se buscan “pulmones para “suspirar de amor”, córneas para “leer cuentos”, riñones para “hacer pipí”, un hígado para hacer la vida más sencilla y disfrutarla y un nuevo corazón para “jugar con quienes amas”. (Pág. 3).

Por Marcel Socías Montofré

Se busca crear conciencia acerca del trasplante de órganos, con un hermoso lenguaje de niños y niñas de todas las edades, miradas y experiencias.

Es hermoso. El libro. Desde el principio hasta los más pequeños detalles y trazos. Con texto de Gabriela Squadritto, ilustraciones de Carlos Denis y un lenguaje que por sencillo, inclusivo y colorido permite “las dos miradas” a la donación de órganos.

De manera ingeniosa, colorida y narrativa es un cuento: “El corazón pronto supo que este traslado se llamaba donación de órganos, y que era muy importante, porque se salvaba la vida de otras personas, de otros cuerpos. Muy entusiasmado con esta noticia, se despidió de sus amigos y preparó sus maletas para conocer su nuevo lugar de trabajo”. (Pág. 16).

Pero también la otra mirada. Dando vuelta el libro –que tiene cierta lúdica manera de leerse, al derecho y al revés, como todo en la empatía-, en la página 19:

“Y un día pasó lo que Paulina más quería en el mundo: sonó el teléfono de Esteban y tuvieron que ir rápido al hospital. Los esfuerzos de la niña dieron resultado: habían encontrado un corazón nuevo, un corazón al que le fascinaba latir y que lo único que quería era empezar a trabajar cuanto antes”.

Pero eso no es todo. “Las córneas, que trabajaban en los ojos, llegaron donde una señora que ya no podía ver y que, con ellas, pudo leer de nuevo”. (Pág. 13).

En la misma página 13, “los pulmones, que se encargaban de respirar, fueron a parar donde un papá al que la faltaba el aliento, y con ellos, dejó de tener problemas”.

“El hígado -en la página 15- que rescataba los nutrientes que quedaban en la sangre después de comer, fue el mejor regalo para un niño que estaba muy enfermo”.

Lo que no sabían algunos órganos era que “gracias a algunos doctores, él y otros órganos muy pronto seguirían trabajando en distintos lugares”. (Pág. 12).

Por ejemplo -y dándole una vuelta al libro y reflexionado-, “ya con el corazón en mente, Paulina pintó muchos letreros que decían: “Se busca corazón trabajador y comprometido”. Esteban la ayudó a pegarlos en la calle y a subirlo en redes sociales”. (La misma página 12, pero en “la otra mirada”).

El final es hermoso, sobre todo en la página 20, genial despliegue creativo, punto de encuentro de una excelente narrativa ilustrada y hasta amable para lectores con dislexia.

Tal como explica en el prólogo la psicoanalista Paulina Salinas Olivares, “Se busca corazón” nos ayuda a poner en palabras qué es un trasplante de órganos y a explicárselo a niños y niñas que nos rodean. Nos cuenta una historia vivida desde dos perspectivas que se entrelazan en las letras y las ilustraciones”.

“Por un lado –explica Paulina- la “fábrica”, como elemento que enseña sobre el funcionamiento del cuerpo, es un excelente recurso para ilustrar algo que no es fácil de explicar. Por otro lado, a través de la perspectiva de la niña, vemos lo sencillo que es ponerse “manos a la obra” cuando se entiende qué es lo que ocurre”.

“Y eso es lo importante de “Se busca corazón” -invita Paulina- en la medida en que entendemos lo que nos pasa, es posible buscar alternativas para resolverlo y elaborarlo”.

Como un hermoso libro con texto de Gabriela Squadritto, ilustraciones de Carlos Denis y un lenguaje que por sencillo, inclusivo y colorido permite “las dos miradas” a la donación de órganos.

Tic tac. El libro está listo. Sólo falta lectura, empatía y participación.

Portada de Se busca corazón
Editorial Zig-Zag

Se busca corazón

Texto de Gabriela Squadritto, ilustraciones de Carlos Denis.
Editorial Zig-Zag.
2022.