Un diálogo permanente entre el público y el universo escenográfico plantea este unipersonal que, a cargo del actor Rodrigo Pérez, se basa en testimonios y documentos sobre la persecución a las disidencias sexuales.

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

Este tercer título de la trilogía de la cia. Teatro del Uno, según su director y creador Nacho García, propone lo escenográfico como un protagonista esencial de la producción (Fondart Nacional 2020).

Mejor dicho, la relación del público con la construcción escenográfica, con los espectadores en contacto y haciendo uso de todos los detalles que lo rodean, elementos que tendrían que condicionar o determinar una forma particular de conectarse con la performance teatral.

Con un objetivo: introducir al asistente en las entrañas del edificio escenográfico de 8 x 8 metros y siete de altura, para que vea el espectáculo escénico desde dentro, con las paredes elásticas encima de sus ojos, con sonido, iluminación e imágenes desplazándose por todo el espacio interior, y con el performer casi al alcance de la mano mientras desarrolla el monólogo.

Una opción con la que el director prosigue su reflexión en busca de un “espectador activo” frente al fenómeno escénico, abierto a la innovación y a experiencias diferentes, que inició con las otras dos obras de su trilogía: “Intentar No construirlo” (2011) y “Delirio a dúo” (2017).

Lo INNombrable
Eugenia Paz y María Paz Alvarado

Testimonios e investigación

Este doble protagonismo –público observador y crítico, inmerso en una dimensión escenográfica volumétrica– se completa con un relato sobre un importante y conocido tema que todavía no tiene solución social.

La persecución, tortura y muerte de representantes y voces de las disidencias sexuales a manos de agentes del Estado en regímenes autoritarios y/o dictatoriales.

Se basa en testimonios provenientes de Argentina, España, Chechenia y con especial énfasis en el caso chileno, historias que se complementan con investigaciones y estudios sobre homofobia, documentales y un poema de Federico García Lorca, entre otros materiales.

Vigilia e incomodidad

No es primera vez que se propone que el público presencie una obra en condiciones distintas a lo habitual: se han reemplazado las butacas por cojines, reducido o eliminados los asientos para que se transite más o menos libre por uno o más espacios han sido algunas alternativas.

En general, se busca provocar cierta incomodidad que combata el estado mental laxo, para aguijonear la atención permanente y nunca abandonar el entorno escénico, abarcándolo del modo más amplio posible.

En Lo INNnombrable la construcción escenográfica puede ser apreciada como una obra en sí misma desde antes de ingresar a su vientre, por su despliegue espacial, la fortaleza de la estructura metálica, por la levedad de sus paredes elásticas o lo incómodo que resulta caminar por los desniveles de sus plataformas interiores.

Personas y objetos

Más que el texto, la obra impresiona por la cercanía del público con el actor, ya que la breve distancia permite que todos capten el sentido de las miradas que van y vienen, y reaccionar en el momento.

El performer está sentado sobre un cilindro, en el centro del espacio circular, girando constantemente para tomar contacto visual y emotivo con los espectadores que lo rodean.

A su vez, el público no puede evitar eludir la contextura física del actor, el recogimiento de su cuerpo, instalado en una superficie estrecha; también puede ver detalles del vestuario que usa, si calza o no en su cuerpo, como también las tensiones de su rostro o cómo responde su garganta a las inflexiones de la voz y el grito.

Se agrega una iluminación que en momentos modela cuerpos, rostros y extremidades, y un material sonoro que se desplaza con energía ronca creando un espacio propio y ambientes embriagadores en su elocuencia.

Lo INNombrable
Eugenia Paz y María Paz Alvarado

Restricciones y libertad

Las 22 butacas disponibles se orientan hacia distintos puntos, lo que sugiere variedad y dispersión respecto de una mirada única o colectiva.

Aunque el espectador está obligado a instalarse en una butaca de diseño especial que le asignan los integrantes de un elenco de apoyo, cuyas coreografías sugieren lo ceremonial y protocolar, cada persona puede moverse a voluntad en su sitio y disponer de una visión panorámica del frente y de los costados del espacio escenográfico.

Es cierto que los recursos materiales que rodean el unipersonal adquieren una presencia superior, única, fuerte e insoslayable, especialmente cuando ciertas áreas parecen adquirir vida propia.

Sin embargo, la narración sobre persecuciones, torturas y asesinatos sufridos por las minorías sexuales nunca suena irrelevante ni se diluye su sentido en una parafernalia.

Así, el relato no necesita ir precisando de cual país proviene cada historia, mientras que el anónimo agente torturador y/o persecutor sólo se identifica por su uniforme militar.

En Lo INNombrable las voces ocultas de las disidencias sexuales se manifiestan como una sola y expresiva voz actoral, síntesis de una situación discriminatoria, hasta ahora, todavía invisibilizada.

Lo INNombrable
Eugenia Paz y María Paz Alvarado

Lo INNombrable

Idea original y dirección: Nacho García
Dramaturgia: Juan Claudio Burgos
Performer: Rodrigo Pérez
Bailarines: Consuelo Cerda, Eduardo Cuadra, Daniel Ibáñez, Claudia Vicuña
Asistencia de dirección: Juan José Muggli
Diseño de escenografía e iluminación: Ramón López
Diseño de vestuario: Zorra Vargas
Realización de vestuario: Javiera Labbé
Diseño sonoro: Alejandro Albornoz
Diseño videos y mapping: Roberto Collío y Matías Illanes
Coreografías: Claudia Vicuña
Asesoría aérea: Santiago Navarro
Realización escenográfica: Francisco Sandoval
Equipo técnico: Juan José Muggli, Angello Bonati, Matías Moya, Simón Muñoz, Marsell Ruy y Fernando Quiroga
Diseño gráfico: Gabriel Maragaño
Sonidista: Diego Aguayo
Producción: Tania Rebolledo

GAM

Miércoles, jueves y domingo, 19.00 horas; sábado 21.00 horas.
Entrada general $ 4.000.
Hasta el 27 marzo 2022.