Kintsugi, de María José Navia, es una novela corta sobre una familia fragmentada, que no logra comunicarse, donde no hay empatía. Donde cada cual pareciera encerrarse en si mismo, donde la vida pareciera decidir, y hacia callejones sin salidas.

Bien escrito, Kintsugi refleja el individualismo, la introspección y las dificultades de comunicación en una familia que se disgrega. Por falta de núcleo, de destinos, deseos, de pasiones.

“Eso era su familia ahora: una cuantas conversaciones por Skype, algunos e-mails, su rutina de comprar regalos e ir al correo cada dos semanas.” (pp 98)

Las relaciones parecen ser deberes, trámites. Y los destinos, los que permiten “seguir la corriente” y sobrevivir.

“No hay destinos que escoger al final de esta página.” (pp 90)

Cargado de melancolía (más que de nostalgia), de tristeza, de vacío, María José Navia invita a través de Kintsugi a introducirnos a un mundo que no es evidente, que pasa desapercibido entre tantos estímulos, la publicidad y las muchedumbres. Uno donde las personas no logran pararse sobre si mismas. Un mundo posiblemente mucho más extendido de lo que creemos donde la depresión es más que un fantasma.

Kintsugi, Editorial Kindberg (c)
Kintsugi, Editorial Kindberg (c)

Kintsugi
María José Navia
Editorial Kindberg

Valparaíso, noviembre de 2018