Una nuevo caso de acusaciones de pedofilia y encubrimiento afectan a la Iglesia Católica, esta vez en Francia, donde el padre Bernard Preynat y el arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, han sido denunciados de cometer los ilícitos mencionados.

Preynat reconoció los abusos en enero pasado, por lo que la fiscalía francesa abrió una investigación preliminar para investigar los delitos que él cometió.

También se inició una indagación preliminar contra el arzobispo por la “no denuncia o información de agresiones sexuales contra menores de 15 años por parte de una persona con autoridad sobre ellos y por haberles puesto en peligro”, de acuerdo a El País.

Hasta el momento han aparecido 55 testimonios en contra de Preynat por supuestos abusos, los que datarían de 1990 y de los que las autoridades eclesiásticas tenían conocimiento, pero aún así dejaron que tuviera contacto con niños hasta el año pasado.

Un hombre importante en las denuncias contra Preynat, fue Alexandre, un hombre de 41 años y que asegura haber sido víctima de abuso por parte del religioso en 1990.

Alexandre se encontró hace algunos años con Preynat y para su sorpresa, seguía trabajando con niños, pues desde su denuncia, la jerarquía eclesiástica lo había cambiado -de forma constante- de ciudad. Un actuar común por parte de la Iglesia en este tipo de casos.

Esta situación generó criticas contra Barbarin, quien asegura que sus acciones jamás han ido en dirección a proteger a algún abusador. “Nunca, nunca, nunca he encubierto un caso de pederastia”, declaró durante una conferencia de prensa.

La autoridad religiosa aseguró que en 2006 y 2014 se le presentaron dos casos de abusos cometidos por sacerdotes, a los cuales apartó de forma inmediata.

Estas explicaciones no han sido suficientes para las víctimas, pues el mismo Preynat reconoció los abusos en cartas recientemente publicadas, pero que fueron escritas durante el transcurso de distintas denuncias. “Son mi herida en mi corazón de sacerdote“, redactó en las misivas.

Reacciones desde el Gobierno

El primer ministro de Francia, Manuel Valls, pidió al cardenal Barbarin que “asuma sus responsabilidades” en torno a lo ocurrido en este caso. Además, también le solicitó que “no solo palabras, sino actos”, en referencia a que el religioso había rechazado las denuncias en su contra.

La interpelación del primer ministro no cayó bien a Barbarin, asegurando que “conoce mejor que yo las leyes de la República” y sabe que hay que “respetar la presunción de inocencia”.