La Corte Interamericana de Derechos Humanos conocerá a partir del jueves una demanda contra el Estado brasileño por la falta de acciones efectivas para erradicar el trabajo esclavo y para procurar reparaciones a las víctimas, informó este miércoles una entidad vinculada al proceso.

La demanda se refiere al caso de cientos de trabajadores que desde 1998 fueron sometidos a condiciones de esclavitud moderna en la Hacienda Brasil Verde, en el estado de Pará, donde además dos adolescentes desaparecieron tras un intento de fuga.

“A pesar de su conocimiento de la situación, el Estado falló al permitir que las condiciones se perpetuaran y al no tomar las medidas para sancionar, prevenir y responsabilizar a los culpables”, señaló el Centro para la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), una ONG coadyuvante del sistema interamericano de derechos humanos que trabaja en la representación legal de las víctimas.

La importancia de este proceso es que “será el primer juicio internacional relacionado con el trabajo esclavo contemporáneo”, destacó Beatriz Affonso, directora de la organización en Brasil en una conferencia de prensa en la capital costarricense, donde tiene su sede la Corte Interamericana.

El caso fue elevado a conocimiento de la Corte en 2011 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), asentada en Washington, tras múltiples solicitudes al Estado brasileño para que avanzara en la investigación de los casos y la reparación de las víctimas.

“De 1995 a la fecha se han documentado 51.000 casos de trabajo esclavo en Brasil, pero se estima que unos 25.000 trabajadores ingresan cada año al ciclo de la esclavitud”, afirmó Xavier Plassat, coordinador de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), una entidad adscrita a la iglesia católica brasileña.

Plassat explicó que la mayoría de las víctimas son jóvenes entre 15 y 30 años, analfabetos, provenientes de las zonas más pobres del país, que son llevados a las haciendas con una promesa engañosa de buenos salarios y adecuadas condiciones de trabajo.

Sin embargo, una vez reclutados y llevados a las haciendas o minas, son sometidos a explotación extrema, sin salario, y en pésimas condiciones de alimentación y alojamiento.

“Además de sufrir castigos físicos, son obligados a permanecer en el sitio bajo amenazas de muerte”, aseguró el coordinador de la CPT.

“La esclavitud es un sistema que se sustenta en tres pilarse: la miseria de miles de brasileños, el afán de lucro de hacendados inescrupulosos, y la impunidad flagrante”, apuntó el activista.

Plassat aseguró que se ha identificado a 2.250 esclavistas en todo el país pero “ninguno está cumpliendo pena de prisión, a lo sumo algunos han tenido que pagar una indemnización pero eso no es suficiente para erradicar el problema”.