Existen muchas enfermedades silenciosas que recién manifiestan molestias en etapas más avanzadas. Es por esto que es fundamental realizar un diagnóstico precoz de las patologías cancerosas para disminuir la mortalidad y hacer más eficiente un eventual tratamiento. La Corporación Nacional del Cáncer (CONAC), recomienda hacerse al menos un chequeo anual de acuerdo a la etapa de vida en que nos encontremos.

20 a 40 años: Fertilidad Plena

En esta etapa marcada por la fecundidad, el especialista puede pesquisar enfermedades que en su mayoría se detectan por trastornos ginecológicos, por lo que es conveniente realizar un control anual que incluya: Papanicolau, estudios ginecológicos, examen mamario y, en algunos casos, una ecografía transvaginal para el análisis de los genitales internos.

40 a 50 años: Entrando al climaterio

En este periodo, la mujer puede presentar alteraciones en los ciclos hormonales habituales, como los cambios producto de la menopausia. En este caso, se recomienda hacer una hormonoterapia para controlar los efectos de esta. También es conveniente realizar chequeos ginecológicos regulares, incluyendo un examen de la pelvis, de las mamas y el Papanicolau, además de hacer estudios cardiovasculares y a la densidad ósea.

50 a 70 años: Madurez Responsable

En esta etapa de la vida aumentan las posibilidades de presentar tumores y cánceres de cuello uterino, mama, endometrio, ovárico y del ámbito digestivo, al igual que riesgo cardiovascular, osteoporosis y osteopenia (pérdida de masa ósea). De esta manera, se indica realizar ecotomografías y mamografías anuales, además de una entrevista con el médico para pesquisar alteraciones en los flujos rojos y otras manifestaciones del útero o de los ovarios.