Pasan mucho tiempo juntos y comparten gran parte de sus vidas. Por eso se suele decir que las mascotas terminan pareciéndose a sus amos, tanto en el aspecto físico como en lo psicológico. Una veterinaria de la U. del Pacífico explica por qué esta creencia tiene algo de cierto.

La misma actitud hasta una idéntica forma de caminar. Los perros suelen terminar pareciéndose a sus amos. Eso al menos se dice popularmente, pero parece tener un asidero científico.

El Dr. Nicholas Christenfeld, de la Universidad de California (San Diego, Estados Unidos), realizó un estudio donde tomó fotos de perros y dueños por separado y luego le pidió a otras personas que observaran las imágenes y trataran de determinar a qué individuo se parecían los canes. En dos de cada tres ocasiones las personas relacionaron correctamente la mascota con el amo, sólo por medio de la fotografía.

Una de las conclusiones de ese estudio fue que la asociación correcta de amo-mascota se da porque las personas tienden a elegir a animales de compañía que se parezcan más a su personalidad.

“Es verdad. Por ejemplo, una persona que sea agresiva se sentirá mucho más reforzada con una mascota de una raza potente como un Rottweiler, un Pitbull o un Akita Inu, ya que le da seguridad y en el fondo es un arma de defensa. Otro caso es el que elige ‘lo que está de moda’. Por ejemplo, París Hilton tiene un perrito enano, un Pomerania, y muchas personas desean tener uno igual porque es popular”, explica la Dra. Sylvia Arrau, docente de la carrera de Medicina Veterinaria de la Universidad del Pacífico.

A esto se suma que si el perro crece desde pequeño con su amo, la posibilidad de mimetización es alta.

“El cómo se comporta un perro depende en un 20% de la genética y en un 80% de los aprendizajes. Es decir, es más importante la experiencia vital que el comportamiento heredado. En su gran mayoría esta experiencia se adquiere durante el desarrollo junto a su amo”, asegura la médico veterinaria.

Por lo tanto, la personalidad y actitud del perro dependerá del proceder de su dueño. De hecho, según una investigación de los científicos Claudia Fugazza y Ádam Miklósi de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest, Hungría, los perros domésticos son particularmente receptivos a los gestos y comunicaciones humanas; aprenden porque observan atentamente a la gente y reciben fácilmente la influencia humana en situaciones de aprendizaje.

“El comportamiento del perro es una respuesta constante a su situación ambiental. El perro tiene estructuras de su cerebro, ciertas áreas corticales cerebrales más desarrolladas que otras especies, lo que le permite interpretar y responder frente a emociones de sus dueños, lo que genera que animal pueda expresar con lenguaje corporal una respuesta frente a la emoción de su amo, sea esta positiva o negativa. El comportamiento del perro es un poco el reflejo de lo que su amo hace”, finaliza la Dra. Sylvia Arrau, docente de Medicina Veterinaria de la Universidad del Pacífico.