El rector de la Universidad de Chile, plantel que más dinero recibe por Aporte Fiscal Indirecto, se mostró abierto a la idea que se reasignen esos recursos para las instituciones que verán mermados sus presupuestos por la gratuidad.

Sus dichos surgen luego que la ministra de Educación, Adriana Delpiano, anunciara que se está estudiando la idea de reasignar en el presupuesto las platas del Aporte Fiscal Indirecto, como una forma de cubrir la brecha económica que ocasionará en algunas universidades adherir a la gratuidad el 2016, desde el plantel que más dinero recibe por este concepto, se mostraron abiertos a avanzar en la medida.

El rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, y uno de los más férreos defensores de la gratuidad, indicó que no tiene ningún ánimo en defender el AFI.

Pero también advirtió que la iniciativa no puede perjudicar el accionar de los planteles.

Para el vicepresidente Ejecutivo del Consejo de Rectores, Aldo Valle, el AFI es una política regresiva que no se condice con una política pública que busca dar mayor inclusión, ya que la medida apunta a captar a quienes obtienen los mejores puntajes de la PSU, estudiantes que a su vez han tenido mayores y mejores oportunidades de preparación académica.

Sin embargo, tomar los resultados de la PSU de matemática y lenguaje, como el parámetro para establecer cuáles son los “mejores estudiantes”, es una distorsión para el encargado del Programa de Acceso Inclusivo de la Universidad de Santiago, Francisco Javier Gil.

Y agregó que desde el año 1981, cuando se crea el AFI, las universidades modificaron a la baja las ponderaciones de las notas de enseñanza media, con el objeto de captar mayores recursos por esta vía.

Según datos del propio Francisco Javier Gil, desde el año 1981 a la fecha, el estado ha gastado 300 mil millones de pesos por concepto de Aporte Fiscal Indirecto.

Cabe recordar que éste se entrega a todas las instituciones de educación superior, acreditadas o no, que capten a los mejores 27 mil 500 mejores puntajes de la PSU.