El capo mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán se fugó el sábado de una cárcel de máxima seguridad pese a que tenía un brazalete de monitoreo y vigilancia las 24 horas, por lo que debió tener la complicidad de funcionarios del penal, dijo este lunes el gobierno mexicano.
“El hoy prófugo de la justicia tuvo que haber contado con la complicidad de personal y/o funcionarios (…) De confirmarse, constituiría un acto de traición”, dijo el ministro de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en una conferencia de prensa en la que se anunció una recompensa de 3,8 millones de dólares por el capo.
Una treintena de empleados de la prisión de máxima seguridad de El Altiplano están siendo interrogados sobre la fuga pero Osorio Chong anunció que, independientemente de los cargos que se puedan presentar contra ellos, ya ha destituido al director del penal y a dos responsables del sistema penitenciario mexicano.
El ministro recalcó que a Guzmán, considerado el capo más poderoso del mundo cuando fue detenido en febrero de 2014, se le había colocado un brazalete de monitoreo y era vigilado dentro y fuera de su celda las 24 horas.
Sin embargo, “por razones de derechos humanos y respeto a la intimidad, la videovigilancia tenia dos puntos ciegos” que fueron aprovechados por el capo, reconoció el ministro.
Según el gobierno, Guzmán se escabulló por un orificio oculto en su ducha que conducía a un sofisticado túnel de 1,5 kilómetros de longitud y desembocaba en una precaria construcción en los alrededores del penal.
El gobierno mexicano, que ha lanzado un amplio operativo para localizarlo, ofreció este lunes una recompensa de 60 millones de pesos (3,8 millones de dólares) por Guzmán, quien ya se había escapado de otra cárcel de máxima seguridad en 2001.