Un comando talibán mató este lunes a dos personas e hirió a otras 28 frente al Parlamento afgano en Kabul, en un asalto que confirma la intensificación de la violencia insurgente en el país centroasiático.

“El ataque terminó. Había siete atacantes: uno se inmoló al hacer estallar un auto cerca del edificio del parlamento y seis fueron abatidos por las fuerzas de seguridad tras entrar en un edificio cercano”, dijo a la AFP un portavoz del ministerio de Interior, Najib Danish.

Todos los diputados presentes en la sede del parlamento en el momento del ataque están sanos y salvos, precisó el jefe de la policía de Kabul, Abdul Rahman Rahimi.

Un kamikaze hizo estallar un coche bomba frente a la entrada del Parlamento, situado en el oeste de Kabul, matando a dos personas, una mujer y un niño, e hiriendo a 28, según la portavoz de la policía de Kabul, Ebadullah Karimi.

La detonación, que causó una gran nube de humo negro, dejó el coche hecho trizas y sacudió todo el edificio.

Inmediatamente después, “un grupo de seis insurgentes penetró en un edificio adyacente al parlamento”, desatando un tiroteo con las fuerzas de seguridad, explicó Rahimi.

Los seis combatientes se atrincheraron en el interior de ese edificio, donde fueron abatidos dos horas después del inicio del asalto.

Los talibanes reivindicaron inmediatamente el ataque en una de sus cuentas en la red social Twitter. “Varios muyahidines entraron en el parlamento, hay combates”, escribió uno de sus portavoces habituales, Zabihullah Mujahid.

Karimi reconoció el ataque talibán, pero negó que hubieran penetrado en el Parlamento.

“La sala se llenó de humo”

La Cámara del Pueblo (Wolesi Jirga), cámara baja del parlamento, debía escuchar esta mañana a Mohamed Masum Stanekzai, el candidato del presidente afgano Ashraf Ghani para ocupar el ministerio de Defensa.

“De repente escuchamos una fuerte explosión”, contó el diputado Mohamed Reza Khoshak. “En pocos segundos la sala se llenó de humo y los diputados comenzaron a huir”.

En el momento de la explosión, las cámaras de televisión mostraban al presidente de la asamblea, Abdul Rauf Ibrahimi, que ni siquiera se inmutó y declaró que sólo se trataba de “un problema eléctrico”.

Los talibanes lanzaron hace unas semanas la tradicional “ofensiva de primavera” en varias provincias, donde se registran combates cotidianos, y en Kabul, donde hubo varios atentados.

Los insurgentes suelen atentar contra la policía y el ejército, pero también atacan lugares frecuentados por extranjeros.

En 2012, un comando insurgente había intentado ocupar el parlamento, mientras otros atacaban sedes diplomáticas en la capital afgana.

Esta es la primera “ofensiva de primavera” sin la presencia masiva de fuerzas internacionales, que se retiraron de Afganistán tras 13 años de conflicto consecutivo a la invasión de Afganistán por tropas estadounidenses en 2001.

Estados Unidos intervino en reacción a los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono.

La operación estadounidense puso fin al régimen de los talibanes, que habían tomado el poder en 1996.

Actualmente sólo 12.500 soldados bajo bandera de la OTAN se encuentran en Afganistán, para apoyar a las Fuerzas Armadas afganas en su lucha contra los talibanes.

El presidente afgano Ashraf Ghani intenta negociar con los talibanes con la ayuda de Pakistán, pero hasta el momento sin resultados.

Los talibanes siguen poniendo como condición previa al inicio de negociaciones el retiro inmediato de Afganistán de todas las tropas extranjeras.