Abuya será escenario este martes de una manifestación para exigir la liberación de unas 200 alumnas de un colegio de Nigeria que fueron secuestradas por el grupo islamista armado Boko Haram hace seis meses en el noreste del país.

Cientos de miembros del movimiento “Bring back our girls” (“Traigan de regreso a nuestras chicas”), surgido en abril para apoyar a las rehenes, tienen la intención de marchar hasta la residencia del presidente Goodluck Jonathan, en la capital nigeriana, con la esperanza de obtener una audiencia.

La semana pasada se organizaron varios acontecimientos más relativos a este triste aniversario, incluyendo una vigilia con velas en honor a esas jovencitas cuyo secuestro, en su liceo de Chibok, en el Estado de Borno, el pasado 14 de abril, provocó la indignación internacional.

En total, 276 adolescentes de 12 a 17 años fueron secuestradas en su dormitorio por hombres armados y llevadas al denso bosque de Sambisa en camiones. Varias decenas de ellas lograron escapar a sus raptores durante las horas y los días posteriores, pero 219 chicas siguen desaparecidas.

El jefe de Boko Haram, Abubakar Shekau, reivindicó ese secuestro en un video obtenido por la AFP el 5 de mayo, amenazando incluso con casar por la fuerza a las cautivas y tratarlas como esclavas.

La semana siguiente, otro video mostraba a unas 130 jovencitas con la cabeza cubierta por un velo, recitando versículos del Corán. En esa oportunidad, Shekau exigía además la liberación de prisioneros de Boko Haram a cambio de la libertad de las estudiantes del liceo de Chibok.

Después de esas declaraciones no hubo ninguna otra noticia de las rehenes, y todas las negociaciones efectuadas discretamente con los islamistas para obtener su liberación parecen estar estancadas.

Durante las semanas posteriores al rapto de Chibok, el movimiento “Bring back our girls”, surgido en las redes sociales, desencadenó una movilización sin precedentes en el mundo entero, con el respaldo de personalidades como la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, y el papa Francisco.

LA ANGUSTIA DE LOS FAMILIARES

Los miembros de “Bring back our girls” continuaron reuniéndose en forma regular en Abuja, pero los medios internacionales dejaron de interesarse a medida que pasaba el tiempo, y los otros países que propusieron ayuda logística a Nigeria comenzaron a quejarse de la falta de progresos en sus investigaciones.

Para los padres de las víctimas, estos seis últimos meses han sido una montaña rusa emocional, con etapas de esperanza y largos períodos de agonía, dijo Enoch Mark, jefe del consejo de los ancianos de Chibok, cuya hija y sobrina están entre las cautivas.

“Al principio éramos muy optimistas, pensábamos que nuestras hijas serían encontradas sanas y salvas en pocos días (…), pero esta esperanza disminuyó día a día”, declaró a la AFP.

“En cierto momento pensamos incluso en ritos funerarios para las chicas, según nuestras tradiciones”, agregó.

“Pero el descubrimiento, el mes pasado en Mubi, de una jovencita que había sido secuestrada en enero por Boko Haram, nos dio nuevas esperanzas de que nuestras hijas también serían encontradas”, dijo.

Para los padres de Chibok han sido “seis meses de dolor, de pena, angustia y estrés”, afirmó una madre que solicitó el anonimato.

“Nosotros pedimos al gobierno que aumente los esfuerzos para encontrar y salvar a nuestras hijas”, declaró a la AFP, considerando que las autoridades nigerianas, muy criticadas por su falta de acción durante las semanas que siguieron al secuestro, tienen “un margen de progresión”.

“Yo no pierdo las esperanzas de poder abrazar a mi hija algún día”, explicó.