Los combates entre el ejército ucraniano y los insurgentes prorrusos se intensificaban el jueves en torno al lugar en el que fue derribado el avión de línea malasio, los cuerpos de cuyas víctimas seguía siendo trasladados a Holanda.
Los combates parecen sobre todo centrarse en el control de la frontera entre Rusia y Ucrania, ocupada en parte por los separatistas. Según Kiev, esto le permite recibir refuerzos de Rusia, incluidos tanques y blindados.
El estado mayor de la “operación antiterrorista” ucraniana informó el jueves por la mañana que se dispararon cohetes múltiples Grad “que venían del lado de Rusia” contra puestos de control en el aeropuerto de Lugansk y en varias localidades en la región -Ilinka, Komishné y Berezone-, así como en Amvrosiivka, en la región de Donetsk.
Obuses de mortero cayeron sobre Avdiivka, en la región de Donetsk, indicó el Estado Mayor, sin hablar de víctimas, y unos blindados reforzaron las posiciones de los insurgentes en los alrededores de Donetsk, en Gorlivka y Ilovaisk, según la misma fuente.
Según informaron los separatistas, por su parte, una unidad de paracaidistas de la 25ª Brigada Aerotransportable del ejército ucraniano estaría cercada en las cercanías de la frontera rusa. El motivo por el que Kiev envió a cuatro cazas a Sujoi la víspera, dos de los cuales dos fueron derribados, habría sido para ayudar a esta unidad.
MISILES AIRE-AIRE
El primer ministro ucraniano, Arseni Yatsekiuk, acusó indirectamente a Rusia de haber causado la destrucción de al menos uno de sus aparatos, en una entrevista a la BBC emitida también en la televisión ucraniana.
“El segundo caza probablemente fue derribado por un misil aire-aire. Eso quiere decir que fue derribado por otro caza el cual ciertamente no era ucraniano”, dijo el jefe del gobierno.
Los pilotos de los dos aparatos lograron lanzarse del avión. Los insurgentes no los encontraron, pero todavía no llegan a zona bajo control de Kiev, indicó un portavoz militar.
Los insurgentes por su parte anunciaron a los periodistas que trabajan en su territorio que a partir de ahora tienen prohibido acercarse a las zonas de combate e incluso a los puntos de control sin autorización puntual anterior de su “ministerio de Defensa”.
Los problemas de seguridad parecen también frenar el trabajo de los investigadores internacionales en el lugar en el que cayó el avión de pasajeros el pasado 17 de julio.
“Los investigadores siguen en Kiev y en Jarkov, no pudieron acudir al lugar del siniestro por motivos de seguridad”, indicó a la AFP Sara Varnooij, portavoz de la oficina de seguridad holandesa OVV que gestiona la investigación. “Hay conversaciones en curso”, añadió y manifestó la esperanza de tener noticias durante el día. El lugar del drama se encuentra en Grabove, cerca de Chaktark, en zona separatista.
Sin embargo, la misión de la OSCE señaló en su cuenta Twitter que sus observadores pudieron salir el jueves por la mañana hacia el lugar, con expertos malasios y australianos.