Los restos del periodista Carlos Berger, ejecutado por la llamada “Caravana de la Muerte” durante la dictadura, fueron enterrados este domingo junto a los de otras cinco víctimas en una emotiva ceremonia.

Ubicados en un pequeño ataúd, los pocos restos de Berger que fueron identificados en enero pasado, más de 40 años después de ser ejecutado, fueron cubiertos con una bandera comunista y un par de rosas rojas.

Amigos y su hijo portaron el pequeño ataúd con música de trompeta de fondo. “Fue un acto masivo y un ejercicio muy potente de memoria histórica”, dijo a la AFP Carmen Hertz, abogada de Derechos Humanos, y viuda de Berger.

“Fue una ceremonia de homenaje que resultó sanadora para los familiares de todas las víctimas que se han visto discriminados de alguna forma por toda la sociedad entera”, explicó.

Berger y otras cinco víctimas identificadas a principios de este año fueron asesinadas por un dispositivo militar encabezado por el general Sergio Arellano, que recorrió Chile para ejecutar presos políticos y causar el terror, tras el Golpe de Estado.

Berger fue sepultado en un nicho del Memorial de Detenidos y Desaparecidos del Cementerio General de Santiago, donde se encuentran los restos de otras 3.000 víctimas que dejó la dictadura.

“Chile vivió un exterminio. Y el entierro de los restos son procesos que se deben transitar para el bien colectivo, vía la verdad y la justicia, como una forma de reconstruir la memoria colectiva”, dijo Hertz.

Un recorrido para matar y causar el terror

Carlos Berger estaba a cargo de la radio El Loa el día que se produjo el golpe militar y se negó a acatar la orden de suspender las actividades de la emisora, por lo que fue detenido ese mismo día, el 11 de septiembre de 1973, junto a otros 25 opositores.

Berger tenía 30 años en el momento de su detención, era militante comunista y fue condenado por un consejo de Guerra a 60 días de prisión. Un mes más tarde, el 19 de octubre, fue ejecutado junto a otras personas por la llamada “Caravana de la Muerte”.

La Caravana fue responsable de la muerte y desaparición de 77 personas, ejecutadas en un recorrido por todo el país a bordo de un helicóptero.

La abogada de derechos humanos criticó la impunidad de los perpetradores que a su juicio se “inventan enfermedades” para no cumplir sus sentencias.

Arellano fue sentenciado a seis años de cárcel por este caso, pero no cumplió su pena al serle diagnosticado Alzheimer.

Por este caso, además, Pinochet estuvo en arresto domiciliario, pero en 2002 fue sobreseído por la Corte Suprema, que estimó que una demencia le impedía defenderse en los tribunales.

Hetz demandará al Estado chileno por denegación de justicia para que el caso sea llevado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Camila Vallejo ‏| @camila_vallejo

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Erika M. ‏| @erikamartinez_o

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