El Secretario general de la ONU Ban Ki-moon condenó el lunes la muerte de un sacerdote holandés en Siria, calificándola de “acto de violencia inhumano”.

El padre Frans van der Lugt “se mantuvo heroicamente junto a la población siria, en medio de asedios y dificultades crecientes”, subrayó Ban, citado por su portavoz Stephane Dujarric.

Según el portavoz, Ban “exige que los beligerantes y sus partidarios garanticen la protección de los civiles, cualquiera sea su religión, su comunidad o su pertenencia étnica”. “El gobierno sirio y los grupos armados tienen la obligación legal y la responsabilidad moral” de hacerlo, agrega el comunicado de la ONU.

Por otra parte, Ban denunció “la destrucción ciega de barrios enteros” cometidos por fuerzas gubernamentales en Kassab y se declaró “extremadamente preocupado de ver que grupos considerados como terroristas por el Consejo de Seguridad continúan agrediendo a la población.

El jesuita holandés Frans van der Lugt, de 75 años, fue abatido el lunes delante de su casa en el casco antiguo de la ciudad de Homs (centro de Siria), donde había permanecido pese al hambre y los bombardeos del ejército sirio. Los autores del asesinato no fueron identificados, pero la agencia oficial siria Sana acusó a un grupo terrorista armado.

El secretario de la Orden de los Jesuitas holandesa, Jan Stuyt, confirmó a la AFP que el padre Van der Lugt fue asesinado el lunes por la mañana.

“Un hombre vino a buscarlo, lo sacó de la casa y disparó dos balazos en la cabeza, en la calle, frente a su casa”, explicó.