Aunque confortables, las toallas pueden llegar a ser un fastidio. No sólo consumen un espacio valioso en el clóset y hay que lavarlas periódicamente (lo hacen, ¿verdad?), sino que en invierno cuesta secarlas si no se posee una secadora o se ponen junto a la estufa, a riesgo de humedecer los departamentos pequeños.

Estos problemas podrían tener una solución digna de los Supersónicos con la llegada del Body Dryer, un secador corporal que no sólo promete librarte del agua después de una ducha en tan sólo 30 segundos, sino también de la carga de bacterias que arrastran las toallas.

Se trata de un pequeño aparato muy similar a una báscula de baño -de hecho, incorpora una- que lanza un flujo de aire frío o caliente a selección del usuario. El flujo recorre el cuerpo de forma circular en forma suave pero efectiva, evaporando el agua o recibiéndola en su receptáculo.

Según cuenta su inventor, Tyler Overk, su principal preocupación era encontrar una solución cómoda e higiénica para los lugares donde mucha gente necesita ducharse, como en gimnasios y piscinas. La idea no es sólo hacer más eficiente el proceso, sino también colaborar con la preservación del medio ambiente al evitar la contaminación que genera el lavado de las toallas usadas por los clientes.

Overk construyó un prototipo funcional que demostró la eficacia del producto y montó una campaña de financiamiento en el sitio de emprendedores Indiegogo para lograr los 50.000 dólares (28 millones de pesos) que necesita para comenzar su producción en masa. Le ha ido bien pues en menos de 4 días ya lleva 30.000 dólares recolectados.

Se espera que el Body Dryer salga al mercado por 150 dólares (poco más de 83 mil pesos chilenos), pero si respaldas la aventura empresarial del joven inventor, podrás hacerte con uno por 125 dólares (70 mil pesos).