Militares y partidarios de los grupos de autodefensa levantados en armas contra el crimen organizado se enfrentaron hoy en el estado mexicano de Michoacán, durante las primeras acciones de desarme ordenadas por el gobierno.

Un portavoz de las guardias comunitarias, Estanislao Beltrán, dijo a la radio MVS que el incidente ocurrió en la madrugada en una carretera cerca de la comunidad de Antúnez, con el resultado de cuatro muertos, entre ellos una niña de 11 años.

La Secretaría de la Defensa Nacional no ha dado por el momento información oficial, pero algunos medios mexicanos, que citaron fuentes militares, confirmaron dos muertes, como parte de las acciones para desarmar a los grupos civiles.

Según afirmó Beltrán, el portavoz de las autodefensas, unos 3 mil pobladores sin armas bloquearon el paso de un convoy militar en la carretera entre Antúnez y Apatzingán para demandar que el Ejército les devolviera el armamento que acababa de retirar.

Después de tres horas de negociaciones, afirmó Beltrán, “el Ejército mexicano rafagueó a nuestro pueblo, gente civil que salió únicamente a pedir que les regresaran las armas”.

El fiscal general, Jesús Murillo Karam, confirmó que hubo algún incidentes, pero dijo no tener datos sobre eventuales muertos. “Hay por lo menos un caso en el que hubo un enfrentamiento”, dijo al noticiero de la cadena Televisa.

La tensión ha ido en aumento en la región de Tierra Caliente de Michoacán en los últimos días por el avance de las autodefensas en diferentes poblados para desarmar a los policías locales y hacerse cargo de la seguridad.

Personas que se oponen a los guardias comunitarios, presuntamente ligadas al cártel de Los Caballeros Templarios, reaccionaron incendiando autobuses y camiones en carreteras, así como oficinas del ayuntamiento y comercios en Apatzingán, bastión templario.

Esto provocó que, ante la escalada de violencia, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto anunciara el lunes que las fuerzas federales se pondrán al frente de la estrategia para restablecer el orden.

Una de las primeras medidas fue el desarme de las autodefensas, que se resisten a entregar las armas. Beltrán dijo que no entregarán su armamento mientras sigan libres los siete principales líderes del cártel de los templarios, que lleva años asolando a la región con secuestros, asesinatos y extorsiones.

“El pueblo no confía en el gobierno. Tenemos 12 años esperando y sabemos que va a ser lo mismo”, declaró. “Se ha decidido que no se van a entregar las armas” hasta que los cabecillas de la región estén tras las rejas.

En las cuentas de Facebook y Twitter de Valor Por Michoacán, canal de comunicación sobre la actividad de las autodefensas, se publicaron imágenes y videos de tiroteos.

Dentro de las autodefensas hubo la noche del lunes versiones contradictorias sobre la posición que asumirían.

Su líder José Manuel Mireles, que se recupera en un lugar no identificado de Ciudad de México de lesiones de un accidente de un avión particular, dijo en un video que dejarían las armas, pero luego asumió la posición contraria y señaló que no habría desarme hasta la captura de los líderes templarios.

Murillo Karam indicó que el gobierno ha tenido “alguna reunión” con guardias comunitarias para entender sus intenciones y ver quiénes actúan “de buena fe”, pero señaló que, en ningún caso, se permitirá portar armas fuera de la ley.

Algunos miembros de grupos de autodefensa han sido detenidos en los meses pasados y procesados por su supuesta pertenencia a cárteles, en particular a la organización Jalisco Nueva Generación, rival de los templarios.

El procurador general dijo que “una parte importante de la investigación” es determinar quién está financiando a las autodefensas.