El jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, dijo este lunes que la captura de un supuesto miembro de Al Qaida en un operativo en Libia fue legal, después de que Trípoli pidiera explicaciones por el “secuestro”.

Abu Anas al Libi, al que se acusa de estar vinculado con los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania y por cuya cabeza el FBI ofrecía 5 millones de dólares, fue detenido el sábado.

Este fue uno de los operativos realizados por las fuerzas especiales de los marines estadounidenses, los Seal, que también llevaron a cabo otra intervención en el sureño puerto somalí de Barawe, aunque su éxito no está claro.

El gobierno libio ha tildado la detención de Libi de “secuestro” y el domingo pidió explicaciones a Washington.

Pero Kerry aseguró este lunes en Bali, donde participa en el foro de países Asia Pacífico (APEC), que el operativo se hizo dentro del marco de la ley.

“Abu Anas al Libi es una figura prominente de Al Qaida, y es un objetivo legal y apropiado para el ejército estadounidense”, dijo Kerry en una conferencia de prensa.

Según el jefe de la diplomacia estadounidense, Libi ha perpetrado “actos de terror” y ha sido “procesado convenientemente por la justicia, en juicios legales”.

“Estados Unidos hará todo lo que esté en su poder que sea legal y apropiado para hacer cumplir la ley y proteger nuestra seguridad”, dijo.

Pero al ser preguntado si Washington había informado a Libia antes del operativo, declinó confirmarlo.

“No damos detalles de nuestras comunicaciones con gobiernos extranjeros sobre ningún tipo de operativo como éste”, dijo.

Libi fue traslado a un buque militar en la región para ser interrogado, dijo una fuente estadounidense.

El detenido ha sido procesado en ausencia por un tribunal federal en Nueva York por su supuesto papel en los atentados en África oriental -que dejaron más de 200 muertos- y otros planes de atacar a las fuerzas estadounidenses.

Su captura en Libia puso fin a 13 años de búsqueda de este hombre que en realidad se llama Nazih Abdul Hamed al Raghie. Agentes del FBI y de la CIA asistieron a las tropas estadounidenses, según la prensa.

Su detención allana el camino para su extradición a Nueva York para ser sentado en el banquillo.

El hijo de Libi, Abdulá al Raghie, dijo que su padre fue capturado por hombres enmascarados y armados con pistolas y que algunos eran libios, según las grabaciones de las cámaras de seguridad, y acusa al gobierno libio de estar implicado en la desaparición de su padre, lo que Trípoli niega de plano.

El secretario de Defensa, Chuck Hagel, dijo el domingo que los operativos mandan “un mensaje contundente al mundo de que Estados Unidos no escatimará esfuerzos para que los terroristas respondan” de sus actos.

“Seguiremos presionando sin descanso a los grupos terroristas que amenacen a nuestra gente o a nuestros intereses, y llevaremos a cabo acciones directas contra ellos si fuera necesario, de acuerdo con nuestras leyes y nuestros valores”, agregó.

Mientras el operativo en Libia logró su objetivo, no estaba tan claro si el ataque de Somalia en la casa de la playa del líder de los insurgentes de Al Qaida en el país logró sus fines.

Un responsable estadounidense dijo que el “altamente valioso” líder de Shebab era el objetivo, pero según el diario The New York Times, los comandos especiales tuvieron que retirarse antes de confirmar que estaba muerto.

El objetivo era un keniano de origen somalí conocido como Ikrimah, según informó el lunes el Times, que citaba a un responsable anónimo.

Dicho operativo se produjo tras el ataque a un centro comercial de Nairobi, la capital de Kenia, que acabó con la muerte de 67 personas.