Los partidarios de Mohamed Mursi vuelven a la calle este viernes en El Cairo para exigir el retorno del presidente islamista derrocado, un día después de una advertencia del Ejército, que avisó que quien haga uso de la violencia durante las protestas “pondrá en peligro su vida”.

Las manifestaciones convocadas por los Hermanos Musulmanes están previstas a principios de la tarde, después del rezo tradicional de los viernes, y saldrán desde 18 mezquitas de diferentes barrios de El Cairo.

Los cortejos se unirán en dos lugares que los islamistas ocupan desde hace cerca de tres semanas: la mezquita Raba Al Adawiya, en un suburbio del noroeste de la capital, y en los alrededores de la Universidad de El Cairo, en el barrio de Guiza, más cerca del centro.

Los adversarios de Mursi también han programado manifestaciones en la plaza Tahrir y cerca del palacio presidencial.

En los últimos días, la movilización de los detractores de Mursi, que alcanzaron su objetivo de derrocar al Presidente, ha sido menos fuerte que la de los islamistas.

El presidente egipcio interino, Adli Mansur, aseguró el jueves que librará “hasta el final” la batalla por la seguridad.

“Estamos en un momento decisivo de la historia de Egipto, que algunos quieren llevar hacia lo desconocido”, declaró Mansur, y prometió “preservar la revolución”, en referencia a la revuelta que derrocó al predecesor de Mursi, Hosni Mubarak, en 2011.

Mansur, un juez de profesión que prestó juramento el 4 de julio, un día después de la destitución de Mursi por parte del Ejército, tendió de nuevo la mano a los Hermanos Musulmanes, el movimiento del ex Presidente.

También prometió una “justicia transitoria”, en un contexto en el que se multiplican los llamamientos a juzgar a Mursi, detenido por el Ejército, y en el que hubo oleada de detenciones de sus partidarios.

“La voluntad de justicia y de reconciliación concierne a todo el mundo”, añadió Mansur, quien ha puesto en marcha un plan de transición política y designado a un primer ministro, Hazem Beblawi, cuyo gobierno prestó juramento el sábado.

Los Hermanos Musulmanes rechazaron toda negociación con Mansur y afirmaron que mantendrán sus concentraciones en las que reclaman el regreso a la presidencia de Mursi, quien sigue detenido.

Desde el 3 de julio, las manifestaciones de partidarios de Mursi desembocaron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y han dejado más de un centenar de muertos.

“Las fuerzas armadas advierten contra los excesos en la expresión de las opiniones pacíficas y contra el uso de la violencia”, indicó el jueves el ejército en un comunicado publicado en Facebook.

“Quien haga uso de la violencia durante las manifestaciones del viernes pondrá en peligro su vida”, añadió.

Además de las manifestaciones, las autoridades se enfrentan un importante deterioro de la seguridad en la península del Sinaí, en el este del país, donde están implantados grupos islamistas radicales.

En el frente diplomático, el nuevo ministro de Relaciones exteriores, Nabil Fahmy, habló por teléfono con su homólogo estadounidense John Kerry sobre asuntos de Oriente Medio y de la situación interna egipcia.

Los Hermanos Musulmanes egipcios, el movimiento del presidente derrocado, aceptarían una mediación de la Unión Europea en unas negociaciones para restablecer a Mohamed Mursi, pero de momento quieren privilegiar las manifestaciones, indicaron el jueves sus responsables.

Responsables de los Hermanos Musulmanes que se reunieron con la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, y su emisario en Egipto, Bernardino Leon, creen que la UE podría preparar el terreno para una hoja de ruta para hacer volver a Mursi a la presidencia.