Uno de los espectáculos más maravillosos a los que podemos asistir -y que siguen siendo gratis- es a observar las estrellas. De hecho su magnificencia es tal que aún si vivimos en ciudades muy iluminadas, algunos de los astros logran abrirse paso entre el carmesí de la noche para hacer notar su presencia.
Fue precisamente una extraña conjunción de planetas, estrellas y satélites la que pudimos observar la noche del domingo 17 en los cielos chilenos, cuando una imponente Luna tuvo a su lado la brillante luz de Júpiter, coronados ambos por la titilante estrella Aldebarán.
Y se trata de toda una ironía astronómica que demuestra la ilusión de los tamaños contra las distancias, ya que si bien la Luna lucía gigantesca junto a Júpiter, recordemos que el hermano mayor del sistema solar es 318 veces más grande que el propio planeta Tierra. Aunque claro, está a más de 680 millones de kilómetros de nuestro planeta.
Ni hablar de Aldebarán, que pese a verse muy tenue es en realidad una estrella gigantesca, 44 veces más grande que nuestro Sol. Eso sí, ubicada a seguros 65 años luz del sistema solar.
Las fotos son de Gerson Guzmán.