El presidente Sebastián Piñera aseguró que los estudiantes de la Universidad del Mar mantendrán sus beneficios económicos y serán reubicados, y advirtió sobre el eventual cierre de otras casas de estudios “si fuera inevitable”.

“Para proteger la calidad de la educación superior, el Gobierno está tomando las medidas necesarias, incluyendo hasta el cierre, si fuera inevitable, de aquellas universidades que, al no cumplir con la ley ni con los estándares de calidad, han defraudado a los estudiantes y a sus familias”, dijo el jefe de Estado en una cadena nacional en la que evaluó lo ocurrido durante 2012.

“Comprendo la incertidumbre y angustia que hoy día los afecta. Y por ello este gobierno protegerá los derechos de los estudiantes, a través de la mantención de sus beneficios económicos y buscando su reubicación en otras instituciones de educación superior”, agregó el mandatario.

Asimismo, sostuvo que para evitar que esas “dolorosas” situaciones se repitan, el Ejecutivo está promoviendo un profundo cambio en la institucionalidad que “heredamos”, a través de un nuevo sistema de acreditación y fiscalización para la enseñanza superior.

El gobierno de Piñera se vio afectado por un escándalo de sobornos al interior de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), un ente autónomo que certificaba la calidad de las universidades que reciben millonarios recursos del Estado.

El ex presidente del CNA, Eugenio Díaz, fue puesto en prisión acusado de cohecho y corrupción. El escándalo provocó la renuncia del ministro de Justicia, Teodoro Ribero, quien fue vinculado con este caso.

A esto se suman a las masivas protestas de estudiantes universitarios y secundarios que comenzaron en 2011, precisamente en protesta por la mala calidad de la educación chilena.

El sistema educativo local fue heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, que redujo a menos de la mitad los recursos públicos y fomentó la inclusión de fondos privados que aprovecharon las universidades privadas, casi sin regulación.