Los palestinos conseguirán este jueves un nuevo estatus internacional al convertirse en Estado observador de la ONU, pese a la amenaza de represalias de Israel y su aliado Estados Unidos.
El presidente palestino, Mahmud Abas, someterá a votación de la Asamblea General de las Naciones Unidas, a partir de las 20H00 GMT, un proyecto de resolución que concede a Palestina, en la actualidad “entidad” observadora, la condición de “Estado observador no miembro”.
La resolución “expresa la esperanza de que el Consejo de Seguridad considere de manera favorable” su candidatura como miembro de pleno derecho, presentada en septiembre de 2011 por Abas pero torpedeada en el Consejo por la amenaza de veto de Estados Unidos.
Hace un llamado a la reanudación de las negociaciones de paz israelo-palestinas, congeladas desde hace más de dos años, por que un Estado de Palestina pueda coexistir “al lado de Israel en paz y seguridad, sobre la base de las fronteras de antes de 1967″.
Este texto tiene asegurada la mayoría simple requerida para su aprobación entre los 193 países miembros. La cuestión se centra más en el alcance de la victoria palestina y las consecuencias sobre el terreno y en el seno de la ONU.
Si la resolución obtiene “130 votos a favor, no se deberían echar las campanas al vuelo, pero si logra 150 o 160, sería un éxito”, estima un diplomático occidental.
La fecha del jueves no fue elegida al azar: es el aniversario de la aprobación por la ONU en 1947 del plan de partición del Mandato de Palestina, que incluyó un Estado judío y un Estado árabe.
Los ministros de Relaciones Exteriores de Jordania, Turquía, Canadá e Indonesia asistirán a la votación.
Estados Unidos votará en contra, al igual que Canadá. Para Washington e Israel, sólo las negociaciones directas pueden conducir a la creación de un Estado palestino.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó este jueves que la aprobación en la ONU del nuevo estatuto a Palestina “no cambiará nada en el terreno” y advirtió que los palestinos no obtendrán nada de esta forma.
“La decisión de la ONU no cambiará nada en el terreno. No hará progresar la creación de un Estado palestino. Al contrario”, dijo Netanyahu en Jerusalén.
“El camino hacia una solución de dos estados que contemple las aspiraciones del pueblo palestino pasa por Jerusalén y Ramala, no por Nueva York”, reiteró el miércoles la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Los estadounidenses trataron in extremis el miércoles, sin éxito, de que el presidente palestino, Mahmud Abas, renuncie a su campaña para mejorar su estatus en la ONU. Abas se reunió en Nueva York con el secretario de Estado adjunto de Estados Unidos, Willliam Burns, y el enviado especial para Medio Oriente, David Hale.
Por su parte, los europeos llegan divididos a esta votación. De los 27 países de la Unión Europea, una docena está a favor de la resolución (entre ellos Francia, España, Dinamarca y Austria). Pero Londres y Berlín anunciaron que se abstendrán. Rusia expresó su apoyo, así como Turquía y Suiza.
Muchos europeos, según diplomáticos, estiman que el momento ha sido mal elegido y esperan, como lo ha pedido el jefe de la diplomacia británica, William Hague, que en la tribuna de la Asamblea Mahmud Abas se comprometa a reanudar pronto las negociaciones.
Los europeos temen también que Washington recorte los fondos a las agencias de la ONU a las que los palestinos, con su nuevo estatus, podrán acceder. Cuando Palestina ingresó a la UNESCO en octubre de 2011, Estados Unidos inmediatamente detuvo su financiación (22% del presupuesto total), como le exigían dos leyes estadounidenses que datan de la década de 1990.
Lo que preocupa por su parte a los israelíes y los estadounidenses, pero también a los británicos, es la posibilidad que los palestinos tendrían ahora de entrar a la Corte Penal Internacional y de interponer una demanda contra Israel. Funcionarios palestinos han mencionado esta hipótesis si Israel continúa con su política de asentamientos en Cisjordania.
Israel y Estados Unidos han amenazado con sanciones en caso de un voto positivo.
El Congreso podría negarse a pagar los 200 millones de dólares en ayuda prometidos a los palestinos. Israel podría bloquear los impuestos que recauda por cuenta de la Autoridad Palestina, reducir el número de permisos de trabajo para los palestinos o derogar los Acuerdos de paz de Oslo de 1993.
En compensación, la Liga Árabe ha prometido a los palestinos una “red de seguridad” de 100 millones de dólares por mes.