Los estadounidenses desesperados por tener una campaña electoral civilizada entre Barack Obama y Mitt Romney se hubieran quedado mudos ante la imagen del presidente demócrata ayudando a su rival republicano a planchar su traje en una habitación de hotel en Nueva York, antes de darse cuenta que se trataba solo de perfectos imitadores.

Probablemente Luis Ortiz y Mike Cote se parecen más que nadie en el mundo a Obama y Romney, con excepción de los “verdaderos” políticos.

Ortiz lo tiene todo: las orejas que sobresalen, la sonrisa encantadora y la voz de locutor, incluso el andar atlético y relajado de Obama.

Cuando se viste con un traje oscuro y posa como el presidente con la mirada levemente hacia arriba, como si estuviese inmerso en grandes pensamientos, el tráfico en la calle literalmente se detiene. “Autobuses, camiones blindados, todo”, asegura Ortiz.

De su lado, Mike Cote dice que Romney es difícil de imitar, especialmente su voz, aunque su pelo gris, su frente prominente, sus cejas y ojos pequeños y brillantes son lo suficientemente buenos para confundir a muchos que creen estar ante el multimillonario que quiere llegar a la Casa Blanca.

“He visto gente que viene a estrecharme la mano. Rompes su corazón”, dice Cote.

La vida de los imitadores es tan salvaje e insegura como la de los políticos. Pero con dos meses por delante antes de las elecciones presidenciales, ésta es una buena época para Ortiz y Cote.

Mientras se preparan para una aparición en el canal Fox, ambos se reúnen con su representante en un hotel y pasan cerca de una hora caracterizándose.

Sentado uno junto a otro en la cama de la habitación, los dos imitadores hablan de su extraña vida como dobles de las figuras políticas más famosas del país hoy en día.

“Rocía el agua y sosten la plancha cerca pero sin tocar el traje”, dice Ortiz a Cote mientras ambos se ocupan de la ropa del republicano. “En la realidad, no verías a Obama haciendo esto por Romney”, bromea Cote.

http://youtu.be/_SnFtnU09uc

Carreras extrañas

Ortiz, que vive en el Bronx (norte de Nueva York), era un técnico apenas despedido de la compañía telefónica Verizon en 2008 cuando un amigo se dio cuenta de que debajo de sus bigotes y barba yacía la réplica del todavía poco conocido, pero ya en vertiginoso ascenso, Barack Obama.

“Me afeité y ni yo mismo no lo podía creer. Vi el signo de dólares”, admite Ortiz, moviendo su cabeza. “Ha sido extraño”, agregó.

Ahora tiene contrato con una agencia de talentos, ha estado en Australia -donde se encontró con el verdadero Dalai Lama-, Japón y Corea del Sur, y se presenta cada vez en más eventos en Estados Unidos, en presentaciones de 30 minutos en las que puede ganar entre 10.000 y 15.000 dólares.

“La gente me quiere pagar tragos, comida. He tenido también una de las ofertas más raras: mucho dinero para hacer un filme pornográfico. Creo que hablaban en serio”, cuenta.

Como los candidatos que imitan, las carreras de Ortiz y Cote dependen de lo que pase el 6 de noviembre en las elecciones.

“Si Romney se convierte en presidente, mi vida cambia”, admite Cote, que era pintor y revestidor de paredes antes de patear por completo el tablero a los 39 años y convertirse en cómico, arrancando desde abajo en pequeños locales en la costa este de Estados Unidos.

Todavía recurre a veces a su viejo empleo, pero espera que con Romney pueda abandonar eso de manera definitiva.

Para Ortiz, el panorama parece más previsible, ya que como imitador de Obama debería seguir teniendo trabajo más alla del resultado de las elecciones.

http://youtu.be/V8G22nmMme4