¿Y qué celebran o conmemoran este 11 de Marzo? ¿Dos años de un gobierno deficiente o una oposición mediocre?
Como dice El Chavo del 8, las dos cosas.

Un 60% de la ciudadanía dice, según diversas encuestas, que estamos frente a una alianza oficialista que fracasa en su intento de una nueva forma de gobernar, y de una oposición en estado terminal, que no asume que dejó el poder y que no intenta renovarse.

Pienso que esta última cifra, es la más importante. La clase polít¡ca chilena no seduce a una gran mayoría del país, porque han dejado de manifiesto la falta de credibilidad, principal herramienta para lograr estar en sintonía con la gente.

Vamos por parte. Primero la “celebración” del gobierno.

El gobierno está en su derecho de celebrar su nuevo aniversario en el poder, destacar sus logros, y por otra parte, exponer sus nuevas tareas. Por ello, comprendo que el Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, haga una férrea defensa de la obra realizada durante los dos años de mandato y que el Presidente Piñera le ha cumplido a los chilenos, o que el mismo mandatario, diga que han sido dos años fructiferos.

Hay que reconocer que tiene sus logros tales como, la aprobación de la ley de inscripción automática y voto voluntario (que en realidad es más obra de los gobiernos de la Concertación), el descuento del 7% a los jubilados, el fin de las listas de espera AUGE (que a muchos les causa dudas), la ampliación del postnatal a 6 meses (que salió a duras penas, por intereses creados de algunos parlamentarios), entre otros.

Pero si vamos a lo que percibe la ciudadanía (al menos un 70%) es otra cosa.

Piñera tiene como principal punto en contra, su falta de credibilidad. Incluso ésta se deteriora aún más, cuando está frente a un “punto de prensa”. Sus discursos son tan deficientes, como sus asesores que se los redactan. Es común en ellos, el contenido de carácter mitómano, carente de humildad. Ni hablar de sus verborreicas frases, que hacen reír a muchos.

Un ejemplo de ello, es cuando se refieren a la reconstrucción tras el terremoto y maremoto del 27 de Febrero del 2010. Las cifras de la autoridad son distantes de la realidad. Es más, en la semana que en febrero pasado se conmemoró el segundo aniversario de la tragedia, Piñera no escatimó esfuerzo alguno en variar las cifras del avance de ésta, afirmando un día que era de un 45% (aprox) y después elevarla por sobre el 60 %. Eso habla de un discurso lleno de incongruencias, como suele suceder a menudo. Que los damnificados firmen documentos de sus soluciones habitacionales NO significa que sus casas les hayan sido entregadas, como engañosamente lo manifiesta el gobierno.

Otro punto, que a mi parecer es grave, es cuando sus ministros hacen declaraciones a la prensa, que se contradicen entre ellos mismos, como fue el caso de rebajar y/o eliminar el impuesto específico a los combustibles, donde el titular de Economía, Pablo Longueira, dijo que era necesario, rato después, el Ministro de Hacienda, Felipe Larraín, cerró las puertas a tal posibilidad.

Un punto que también desestabiliza la alianza de gobierno es que, valga la redundancia, de alianza no hay mucho. En este período, es común ver las distancias de opiniones que hay entre la cúpula de la UDI y Renovación Nacional, siendo el partido gremialista el que la lleva.

Sólo detengase a leer las declaraciones de Jovino Novoa, quien indicó que Sebastián Piñera ha desestabilizado la centro derecha, agregando que carecen de un posicionamiento político propio, por haber escondido su manera de pensar, como bloque oficialista.

Ejemplos como los anteriores son sinónimos de incredulidad de la gente.

Si hacemos un recorrido a las demandas sociales, como es el tema de la educación, y el más actual, lo de Aysén, han tenido un manejo tanto en lo comunicacional, como en la búsqueda de acuerdos, deficientes.

Me referiré en general, a alguno de éstas.

Las demandas estudiantiles son necesarias y que no se pueden silenciar. Si bien éstas provienen de la revolución pingüina, en el gobierno de Bachelet, ella supo zafar del problema a punta de falsas promesas, Piñera no lo hace mejor.

Hablar de gratuidad o del fin al lucro de la educación es engorroso. No solo por los costos para el estado, sino que en gran medida, por los intereses creados que hay en autoridades del propio gobierno y uno que otro miembro del espectro político, que tienen intereses creados en el negocio de la enseñanza superior.

Ingresar a la universidad puede ser un lujo. Los aranceles de las carreras son una vergüenza inaceptable, que debe ser objeto de una solución urgente con el fin de terminar con la discriminación de quienes no tienen los recursos para estudiar o se endeudan en forma desmedida para poder hacerlo.

Y si somos objetivos, veo lejana una política de acuerdos entre dirigentes estudiantiles y el gobierno. A ello, se agrava más aún la situación, cuando hay un Ministro del Interior (Hinzpeter) que solo busca reprimir las marchas estudiantiles con un actuar matonesco de carabineros que no se veían desde la dictadura de Pinochet. Esto conlleva a calentar los ánimos y a acrecentar la desconfianza por parte los estudiantes.

Es cómico y penoso a la vez, pero el Jefe de Gabinete soluciona todo de la misma forma, apagando el fuego con bencina y no resuelve nada.

El caso más actual es el de Aysén: Sus demandas son absolutamente justificadas. El costo de vida que tienen es altísimo y sus demandas deben ser acogidas, estudiadas y resueltas.

El alza de los precios de la bencina no sólo es una caosis en esa zona, sino que en todo Chile. Sus actuales valores están en las nubes y eso afecta a toda la ciudadanía, que ve como el costo de vida se dispara a causa de lo mismo. Ni la Concertación ni este gobierno ha hecho algo por eliminar el impuesto específico a los combustibles, que ya es un abuso. Sólo discursos que se lo lleva el viento, como muchas promesas de los mismos.

Lo malo y me encantaría estar equivocado, es que veo con preocupación es los casos como el de Aysén, se vienen en otras regiones del país, como en Antofagasta y nuevamente, al parecer en Punta Arenas. Si Piñera no escucha a la gente, pasará como un gobernante más con pena que con gloria.

Pasando al mundo opuesto, referirme a la Concertación, no da para muchas líneas, ya que su labor como oposición constructiva, no la cumple. No hay propuestas, sino que sólo críticas, que pueden ser verdaderas, pero no veo alguna idea para solucionarlas.

Aparte es, que ésta está debilitada, al borde del precipicio y no lo asumen. No hay vestigio de renovación.

Carolina Tohá (PPD), Osvaldo Andrade (PS) y en menor grado Ignacio Walker (DC) (entre otros), son más de lo mismo. Más histeria que un aporte. Tener solo un 15 % de aceptación por parte de la ciudadanía, es la muestra clara un sostenido debilitamiento por falta de propuestas que beneficien a la gente y porque tapan a nuevos rostros. Ojalá se lo den, por ejemplo, el alcalde de Peñalolén, Claudio Orrego, una buena figura como candidato presidencial para el 2013.

Al Presidente del Senado, Guido Girardi, el puesto le quedó grande. Su estilo confrontacional y poco afortunado, nos hace extrañar a alguno de sus antecesores, como Don Gabriel Valdés, un señor de la historia política chilena.

Por lo anterior, no puedo dedicarle más lineas a un bloque político desgastado, que en 2 años, su obra es mínima. Para poder aparecer, generalmente, se cuelgan de alguna protesta social, como los estudiantes, la reconstrucción, etc.

En resumen, es por ello, que no sé que se puede celebrar en estos 24 meses. La farra ha sido larga y eso cansó a una ciudadanía, que insisto, no les cree.

Víctor Huidobro es periodista. Vive en Santiago y escribe regularmente en su blog, El Nada Serio. Tiene su cuenta de Twitter en @elnadaserio