El investigador agroclimatólogo de la Universidad de Talca, Patricio González, dijo que la opción de bombardear nubes para provocar precipitaciones es un procedimiento que a su juicio en experiencias anteriores no ha mostrado efectividad para combatir situaciones de sequía, como la que actualmente afecta a varias regiones del país.

El procedimiento con yoduro de plata fue anunciado para mayo por el ministerio de Agricultura en las regiones de Atacama, Coquimbo y O’Higgins.

González, quien es académico del Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología (Citra) de la mencionada universidad, expresó que no está demostrado que esa estrategia tenga efectos significativos.

“Es una medida muy cara y los registros que tenemos del año ’98, en que hubo una sequía extrema y se hizo bombardero de nubes, indican que no dio ningún resultado. Igual fue la sequía más intensa de los últimos 120 años”, expresó el investigador.

González explicó que la estimulación requiere de nubes apropiadas, que contengan una alta cantidad de agua. También puede producirse un efecto adverso e inhibir la precipitación cuando se sobrepasa la cantidad apropiada de yoduro de plata, dijo.

A su juicio, experiencias exitosas han tenido Estados Unidos, Australia y también China, que han bombardeado nubes en años normales para explotar al máximo las nubes y lograr una mayor pluviometría.

“Ninguna sequía en Chile se ha revertido por el bombardeo de nubes. Es mejor destinar la plata de ese gasto a tecnificar el riego, revestir canales para evitar pérdidas y construir embalses de generación nocturna y de mayor tamaño”, afirmó González.

Al mismo tiempo, adelantó que las altas temperaturas se mantendrán hasta mediados de marzo y luego, hasta fines de abril, se espera temperaturas máximas más moderadas, en torno a los 25 o 26 grados.

“Las lluvias se retrasarán hasta fines de mayo por lo menos, es decir, las lluvias que puedan caer en abril o mayo van a estar bajo el promedio normal para esos meses”, observó, al comentar la influencia del fenómeno de la Niña, que de persistir o reactivarse, complicará aún más la sequía.

Para Patricio González este año ha sido atípico, dado por “las temperaturas sobre los 37, 38 grados en la primera quincena de enero y las primeras semanas de febrero y ahora a comienzos de marzo, en que también tuvimos 36 grados, el día 4″.