Nicolas Sarkozy, candidato a su reelección en la presidencial francesa, estimó este martes por la noche que en Francia hay “muchos extranjeros” y propuso medidas para endurecer la política migratoria que por primera restringiría el acceso de los extranjeros en situación regular a los derechos sociales.

“Nuestro sistema de integración funciona cada vez peor ya que tenemos muchos extranjeros en nuestro territorio y ya no llegamos a encontrarles una vivienda, un empleo, una escuela”, declaró Sarkozy en un debate en el canal de televisión France 2.

En una semana crucial para su imagen, Sarkozy, distanciado en los sondeos de opinión por entre dos y ocho puntos, según el instituto, por el candidato socialista, Francois Hollande, negó haber dado un giro hacia la extrema derecha en su discurso político, pero propuso en directo que, si es elegido, reducirá de “180.000 a unos 100.000″ la cantidad de inmigrantes que anualmente recibe Francia.

En una presidencia de cinco años “considero que para relanzar en buenas condiciones la integración hay que dividir por dos la cantidad de gente que recibimos, es decir pasar de 180.000 a unos 100.000″, propuso, cuando su ministro de Interior evocaba recientemente un objetivo de 150.000.

“Hay muchos extranjeros en nuestro territorio”, observó.

El presidente francés evocó asimismo su intención de poner límites a los beneficios sociales a los que pueden acceder los extranjeros regularizados imponiendo “condiciones de presencia en el territorio y de actividad” profesional.

Para Sarkozy, “podrán beneficiar del RSA (subsidio mínimo para desempleados) y de la jubilación mínima los inmigrantes que hayan residido 10 años en Francia y trabajado cinco años”.

Esta es la primera vez que el presidente evoca una restricción del acceso de los extranjeros en situación regular a los derechos sociales que son, hasta ahora, los mismos que para los franceses.

En cambio, Sarkozy no planea suprimir la ayuda médica del Estado acordada a los extranjeros en situación irregular, lo que reivindica el ala más extrema de su partido, la Unión para un Movimiento Popular (UMP).

Sarkozy, que instauró desde 2007 una política de control de los flujos migratorios sin lograrlo, pone en la balanza en esta ocasión objetivos precisos en términos de inmigración.

Las últimas encuestas siguen previendo la derrota de Sarkozy, con 42% de intenciones de voto en la segunda vuelta, mientras el candidato socialista, François Hollande, tendría 58%. En la primera vuelta, con 23%, tampoco recupera terreno respecto a Hollande, al que se le atribuye 30,5%.