Brasil defendió este lunes el diálogo como vía para solucionar el diferendo que enfrenta en Bolivia a indígenas y gobierno por la construcción de una carretera financiada por Brasil, que el domingo se saldó con una dura represión policial a la marcha de los nativos contra la ruta.

“El gobierno brasileño manifiesta su confianza en que el gobierno boliviano y diferentes sectores de la sociedad boliviana continuarán favoreciendo el diálogo y la negociación en busca de un entendimiento sobre el trazado de la carretera”, señaló el lunes la cancillería brasileña en una nota.

En el documento, Brasil expresó “preocupación” por los “disturbios” del domingo, cuando una marcha de cientos de indígenas contra la construcción de esa carretera fue violentamente dispersada por la policía en la región amazónica de Yucumo, a unos 320 km de La Paz.

Los indígenas se oponen a la obra vial en un tramo de 170 km que uniría los departamentos de Beni (noreste) y Cochabamba (centro), porque esta atravesaría la reserva ecológica TIPNIS.

La cancillería brasileña declaró que la disposición de Brasil a cooperar con la obra responde al “entendimiento de que se trata de un proyecto de gran importancia para la integración de Bolivia y que atiende a los parámetros de impacto social y ambiental previstos en la legislación boliviana”.

La obra cuenta con una financiación de 332 millones de dólares del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES, estatal) y la realiza una empresa brasileña.

“Nosotros no tenemos ninguna razón para suspender esa financiación”, dijo a inicio de mes el asesor de la Presidencia de Brasil Marco Aurelio Garcia.

La ministra de Defensa de Bolivia, Cecilia Chacón, presentó el lunes su renuncia en desacuerdo con la decisión gubernamental de dispersar por la fuerza la marcha indígena.

El ministro de Gobierno (Interior) de Bolivia, Sacha Llorenti, negó que la represión contra la marcha provocara muertos o desaparecidos.