Una reunión de altos responsables de organismos internacionales consagrada a Libia, el sábado en El Cairo, recalcó la necesidad de “un proceso político” para resolver el conflicto, al tiempo que el líder Muamar Gadafi mostró su determinación a permanecer en el poder, menospreciando los ataques de la OTAN.

La noche del sábado al domingo, hacia la medianoche una fuerte explosión se escuchó desde el centro de Trípoli.

Las autoridades llevaron a periodistas, entre ellos la AFP, hacia el barrio residencial de Arada en donde habitantes presentaron los cuerpos de dos víctimas, según ellos, de un bombardeo de la OTAN. Los periodistas vieron también cuatro viviendas dañadas.

Un comunicado publicado al término del encuentro en la sede de la Liga Árabe, en la que participaron responsables de esta entidad, de la ONU, de la Unión Europea, de la Organización de la Conferencia Islámica y de la Unión Africana (UA), subraya la importancia de “acelerar el lanzamiento de un proceso político que responda a las aspiraciones legítimas del pueblo libio”.

La reunión destacó igualmente “la importancia del papel de la ONU” y de “aplicar enteramente las resoluciones 1970 y 1973 del Consejo de Seguridad”, según la versión árabe del texto.

La resolución 1973 autoriza “todas las medidas necesarias” para proteger a los civiles de la represión de Muamar Gadafi y prevé una zona de exclusión aérea para impedir a la aviación del dirigente libio que ataque a los opositores.

El dirigente libio Muamar Gadafi aseguró, por su parte, en un mensaje sonoro su determinación de permanecer en la jefatura del país, tratando con desprecio los ataques de la OTAN, a pesar de las informaciones sobre contactos entre bambalinas entre su régimen y la insurrección.

“Resistimos, combatimos, si bajan al suelo, les esperaremos, pero son unos cobardes, no se atreverán”, amenazó el líder libio en un mensaje de audio transmitido el viernes por la televisión, en referencia a las fuerzas de la OTAN, que dirige la operación militar en Libia y los bombardeos por mandato de la ONU.

Mientras continúan los combates entre detractores y partidarios de Gadafi en todo el país, el primer ministro libio, Baghdadi Mahmudi, afirmó que hubo contactos entre el régimen y los rebeldes en Egipto, Francia, Noruega y Túnez.

Por su lado, el dirigente rebelde, Mahmud Jibril, desmintió los contactos.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, señaló este sábado, participando en la reunión de El Cairo a través de videoconferencia desde Nueva York, que aunque “un acuerdo está aún lejos de alcanzarse”, se están poniendo ya “las bases de un proceso de negociación para poner fin al conflicto” en Libia bajo el auspicio de la ONU, para quien la “prioridad número uno sigue siendo una solución política” a la crisis, afirmó un portavoz de Ban.

Sobre el terreno, continúan los intensos combates en las montañas bereberes del oeste, donde la rebelión lucha por reforzar sus posiciones y logró tomar el control de todas las localidades entre Zenten y Yefren, dos ciudades que ya estaban en sus manos.

Más al este, en Misrata, controlada por los rebeldes, los pro Gadafi bombardearon el occidente y el oriente de la ciudad y mataron a 10 civiles el viernes, según una fuente insurgente.

La OTAN reconoció este sábado en un comunicado que sus aviones atacaron accidentalmente una columna de las fuerzas rebeldes libias en la zona de Brega el 16 de junio.

“Lamentamos cualquier posible pérdida de vidas humanas o heridas causadas por este desafortunado incidente”, agregó la OTAN sin más precisiones.

En respuesta a las voces que empiezan a impacientarse por la tardanza de las operaciones, iniciadas el 19 de marzo, la OTAN recordó sus tres objetivos: detener los ataques del régimen contra los civiles, el regreso de los pro Gadafi a sus cuarteles y el acceso total al país de las organizaciones humanitarias.

“La misión continuará y aumentaremos la presión hasta que hayamos alcanzado estos objetivos”, dijo una portavoz de la Alianza Atlántica.

Pero este sábado, el ministro de Defensa italiano, Ignazio La Russa, dijo que su país puede empezar a plantearse ya la fecha en que terminará su misión activa en Libia, más allá de los tres meses por los que acaba de comprometerse.

Esta decisión “podría incitar a nuestros aliados británicos, franceses y estadounidenses a encontrar una salida diplomática a la crisis”, declaró el ministro.

En Estados Unidos, la polémica por la decisión del presidente, Barack Obama, de participar en la operación sin contar con el visto bueno del Congreso, se reavivó este sábado después que que el diario The New York Times revelase que Obama ignoró, al tomar esta decisión, la opinión de dos abogados de su administración, entre ellos el principal abogado del Pentágono.