Casi la mitad del pescado que se come en el mundo proviene de criaderos, con China y otros países productores a la cabeza, para limitar el impacto ecológico de la actividad pesquera, indicó un estudio este martes.

Con una demanda creciente de pescado y una capacidad limitada para aumentar la pesca, la acuicultura -la cría de mariscos y peces en recintos cerrados- mantendrá un fuerte crecimiento, indicó el informe difundido en Washington y Bangkok.

El WorldFish Center, una organización no gubernamental que defiende la reducción del hambre en el mundo a través de la pesca sustentable, y la organización ambiental Conservation International destacaron que 47% de los productos marinos provino en 2008 de la acuicultura.

Según el estudio, 61% de la producción mundial provino de China -gran parte de ella de carpas, altamente demandantes de recursos- y cerca del 90% de Asia.

Durante mucho tiempo la práctica de la acuicultura ha sido controvertida, ante la preocupación de los defensores del medio ambiente por la polución de las zonas costeras.

Pero el estudio defiende que la acuicultura no es tan destructiva como la cría de ganado vacuno o porcino, que provoca un fuerte desgaste del suelo y el agua y representa un factor de cambio climático.

Una dieta vegetariana sería la mejor para el medio ambiente, pero el estudio dice que, en los países en vías de desarrollo, cada vez más gente come carne, conforme se muda a las ciudades.

“Creo que la probabilidad de que la demanda de productos de la acuicultura disminuya es muy baja”, estimó Sebastian Troeng, vicepresidente para la conservación marina en Conservation International.

“Así que lo que necesitamos saber es cómo asegurarnos, si el crecimiento se mantiene, de que se haga de modo que no suponga una carga excesiva para el medio ambiente (y) que se recurra a las mejores prácticas”, explicó.

El estudio evaluó el impacto de la acuicultura en áreas como el uso de energía, la acidificación y el cambio climático.

Junto con las carpas, las especies de mayor impacto ambiental incluyen las anguilas, el salmón, los langostinos y camarones, ya que son carnívoros, lo que implica que esas granjas necesitan importar alimento y una mayor energía externa.

Por el contrario, la cría de mejillones, ostras y algas tiene un impacto menor.

El estudio apreció, asimismo, grandes diferencias según los países, brindando la posibilidad de que compartir las mejores prácticas pueda limitar el impacto en el entorno.

En una llamativa comparación, el informe reveló que el impacto de la cría de langostinos y camarones en China disminuiría entre 50% y 60% si se usaran los mismos niveles de energía que en Tailandia.

La producción de la acuicultura ha crecido 8,4% desde 1970 y se está expandiendo a nuevas regiones como África, indicó el estudio, que destacó la creciente demanda de pescado en Egipto y Nigeria tras la crisis de la gripe aviar a mediados de la década de 2000.