Los ministros de Finanzas de la Eurozona se reúnen este martes bajo presión por superar sus diferencias sobre cómo salvar a Grecia, al día siguiente de que la agencia Standard and Poor’s rebajara la nota soberana del país heleno, al que consideró al borde de la bancarrota.

La cita fue convocada en el último momento en Bruselas para abordar en concreto la posibilidad de aprobar un segundo paquete de rescate para Grecia, tras los 110.000 millones de euros acordados el año pasado junto al Fondo Monetario Internacional (FMI), un monto que ha resultado ser insuficiente.

El continuo deterioro de la situación financiera de Grecia, cuya deuda soberana roza ya los 350.000 millones de euros, llevó el lunes a la agencia de calificación Standard and Poor’s a rebajar de tres escalones la nota de la deuda a largo plazo, de “B” a “CCC”, con perspectiva negativa al considerar que Atenas corre un riesgo “aún más elevado” de suspensión de pagos.

En ese contexto, Europa podría aprobar un nuevo plan de más de 80.000 millones de euros, financiado con préstamos del FMI y de la Eurozona, con la suma obtenida de las privatizaciones previstas en Grecia y la contribución de los acreedores privados.

Este último punto es el que suscita más divisiones en el seno de la unión monetaria: mientras Alemania quiere imponer a los inversores privados su participación, el Banco Central Europeo (BCE) defiende que toda implicación de éstos debe ser voluntaria.

“No estamos tan lejos de una solución conjunta como creen algunos”, defendió el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, en una entrevista con el diario alemán Süddeutsche Zeitung publicada el martes.

“Algunos europeos comparten la posición alemana, otros no”, señaló Rehn.

La mayoría de economistas estima que imponer a los acreedores privados una moratoria en el pago de la deuda griega equivaldría a una suspensión de pagos, cuyos efectos podrían desestabilizar el conjunto de la zona euro.

Reflejo de la preocupación creciente de los mercados, las tasas de los bonos griegos y de los países más frágiles de la zona euro se dispararon de nuevo el lunes.

Las obligaciones griegas a 10 años se colocaron por encima del 16,7%, no lejos de su máximo histórico, al tiempo que las de Portugal subieron más allá de 10,3% y las de Irlanda, hasta 11,1%.

Sin embargo, Grecia logró captó el martes 1.625 millones de euros a seis meses, a una tasa de 4,96%, en leve alza respecto a la obtenida en la última emisión similar de obligaciones hace un mes.

Debido a su enorme deuda, Grecia no consigue financiarse a largo plazo en los mercados debido a los tipos de interés prohibitivos de sus obligaciones a diez años. En cambio, lanza regularmente emisiones para obtener créditos a corto plazo.