Un filme del italiano Paolo Sorrentino, “This must be the place”, con el célebre Sean Penn en el papel de un rockero excéntrico, fue proyectado este viernes en la penúltima jornada del concurso por la Palma de Oro del Festival de Cine de Cannes, que será otorgada el domingo.
El danés Nicolas Winding Refn presentó de su lado “Drive”, que también aspira al máximo galardón, la historia de un piloto de automóviles de Los Angeles, especialista en acrobacias, que conduce en sus ratos libres a bandidos y se ve envuelto por amor en un lío con la mafia.
Una película del iraní Jafar Panahi, “Esto no es un filme”, invitada fuera de concurso a la selección oficial, fue proyectada también este viernes.
Panahi se encuentra actualmente en arresto domiciliario en Irán. Fue condenado a seis años de cárcel y a 20 de años de prohibición de ejercer su oficio por haber filmado el año pasado las manifestaciones de protesta contra el régimen.
“Esto no es un filme”, hecho clandestinamente, cuenta precisamente los problemas que sufre Panahi y fue enviada al festival de Cannes bajo la forma de una llave USB.
Tras cientos de proyecciones, fiestas extravagantes frente al mar y hasta un escándalo político protagonizado por el danés Lars von Trier, el Festival se encamina hacia su cierre sin ningún claro favorito, aunque suena, con más insistencia que otros, el nombre del finlandés Aki Kaurismaki y de su película “Le Havre”.
El filme de Kaurismaki, que aborda con humor y fraternidad el polémico tema de la inmigración clandestina, figura entre las preferidas de los críticos, frente a filmes como “Tree of Life”, del estadounidense Terrence Malick, que dividió a la platea en Cannes, o “La Piel que habito”, de Pedro Almodóvar, un thriller que arrebató aplausos pero también reproches.
El protagonista de la jornada de este viernes fue el estadounidense Sean Penn, que da vida a un viejo rockero gótico -que evoca a Robert Smith, de The Cure-, en el filme Sorrentino, que retoma en su título, “This must be the place”, una canción del grupo Talking Heads.
La desigual película de Sorrentino arrancó aplausos mitigados en la sala, pero la composición del oscarizado Penn, con aire de que ha abusado de las drogas y que kilos de maquillaje lo hacen parecer casi un travesti, sedujo a la crítica internacional.
Sorrentino, que con el “Il divo”, un retrato cáustico del ex presidente del Consejo italiano Giulio Andreotti, obtuvo el Premio del Jurado en Cannes hace tres años, parece sin embargo perderse en la trama de esta película, que en su segunda parte se convierte en un “road movie”.
Cheyenne, el viejo rockero gótico, abandona su lujosa mansión en Irlanda y a su esposa Jane -la magnífica actriz Frances Mc Dormand- para ir al sepelio de su padre. Ahí decide partir a la caza de un guardia nazi que atormentó a su padre en el campo de Auschwitz, durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, pese a las debilidades de esta película, algunos periodistas y críticos no descartan que “This Must Be the Place”, rodada en inglés y con actores estadounidenses, y que incluye las siempre terribles e impactantes imágenes del Holocausto, obtenga el domingo la Palma de Oro.
Sean Penn tiene también un pequeño papel en “The Tree of Life”, el filme de Terrence Malick protagonizado por Brad Pitt, que podría también recibir un premio el domingo en Cannes.