Los habitantes de la pequeña localidad de Terzigno, a 20 kilómetros de Nápoles, en el sur de Italia, se encuentran de nuevo en pie de guerra este jueves para impedir la apertura de un segundo vertedero de basuras en esa ciudad, constató la AFP.

Agentes de la policía reaccionaron con gases lacrimógenos a los ataques con piedras de manifestantes contra la entrada de camiones con basuras hacia el vertedero, mientras las vías de acceso a la localidad han sido cerradas con pedazos de piedras y ramas.

Un automóvil, al parecer de la policía, fue incendiado.

En la noche del miércoles, se registraron enfrentamientos en Terzigno y la tensión se ha extendido a otros municipios.

En Boscoreale, a pocos kilómetros de distancia, los manifestantes quebraron las vitrinas de varios almacenes y el alcalde, Gennaro Langella, del gobernante Partido de la Libertad (derecha), anunció su renuncia.

“Se trata de un problema de salud y de orden público. Estoy muy preocupado por lo que ocurre en esta región”, declaró.

El problema de las basuras aqueja a toda la región desde hace varios años por la falta de incineradores y de tratamiento de los desechos.

Los vecinos de Terzigno llevan semanas manifestándose casi a diario para impedir el vertido de desechos en el basurero local.

Este vertedero está saturado, según los habitantes que se oponen a la apertura de un segundo basurero en las inmediaciones y protestan porque temen problemas para la salud, sobre todo de niños y ancianos.

La decisión de abrirlo, confirmada por la noche por los responsables regionales del partido de gobierno, Pueblo de la Libertad, volvió a tensar la situación.

El miércoles, se habían producido escaramuzas entre vecinos de varias localidades cercanas de Nápoles y la policía que intentaba abrir paso a camiones que iban a descargar basuras, y fue quemado un autobús.

Los habitantes de varios municipios de los alrededores de Nápoles programaron una manifestación para el viernes en Roma.

Nápoles está desde hace 16 años en “estado de emergencia de residuos” por la falta de incineradores y lugares para descargarlos, así como por la falta de selección previa de los desechos, lo que ha agravado el problema de la basura en la región.

Muchos sospechan también que la mafia napolitana, la Camorra, se ha infiltrado en el jugoso mercado del procesamiento de desechos.

El tema además tiene connotaciones políticas, ya que la crisis de basuras en Nápoles, mal manejada hace tres años por el entonces gobierno de centro-izquierda de Romano Prodi, contribuyó a la victoria de Silvio Berlusconi en las legislativas del 2008 y su vuelta al poder.