Unas 4.000 hectáreas de bosques contaminados por sustancias radiactivas, algunas de ellas provenientes de la catástrofe nuclear de Chernobil en 1986, ardieron en los incendios forestales de Rusia, indicaron el miércoles fuentes oficiales, en momentos en que la superficie en llamas se reducía a la mitad.

Los incendios forestales se propagaron desde julio a las zonas contaminadas del oeste de Rusia, tras la explosión de la central nuclear de Chernobil en 1986, según datos publicados este miércoles en la página internet de los servicios de vigilancia de los bosques.

“En el territorio de regiones de Rusia con tierras contaminadas por sustancias radioactivas, desde mediados de julio, se han registrado incendios forestales en 3.900 hectáreas”, según el servicio federal de defensa de los bosques.

“Hay mapas de contaminación (radioactiva) y mapas de los incendios. Basta con combinarlos. No hay por qué negar esta información”, agregó un responsable de dicho servicio.

Sin embargo el subdirector de los servicios de vigilancia de los bosques, Alexei Bobrinsky, dijo a la AFP que “no hay motivos para el pánico”.

De su lado Guebbady Onishchenko, jefe de la Agencia de Protección Sanitaria de Rusia, también instó a no dejarse llevar por el pánico.

Una de las regiones afectadas es la de Briansk, en la frontera con Ucrania y Bielorrusia, contaminada por la catástrofe de Chernobil, pero también hay zonas cercanas a Moscú, como Kaluga y Tula, ambas a 200 kilómetros de la capital.

Si bien el ministro de Situaciones de Emergencia ruso, Serguei Shoigu, había dicho la semana pasada temer las consecuencias de posibles incendios en la región de Briansk, responsables del ministerio negaron esta semana que ya hubiera habido bosques en llamas en dicha zona.

El servicio federal de defensa de los bosques recomendó que se tomen “medidas de emergencia” como “la protección de la población en los territorios afectados por el humo”, pero aclaró que “no hay motivo para que cunda el pánico”.

“Se quema la superficie y muchas partículas contaminadas están profundamente enterradas”, estimó uno de sus responsables, Alexei Bobrinski.

Por otra parte, el ministerio de Situaciones de Emergencia ruso afirmó que la superficie de los incendios forestales que devastan Rusia desde hace casi dos semanas se redujo a un poco más de la mitad.

El miércoles a la mañana, “había 612 focos de incendio activos en una superficie de 92.700 hectáreas”, indicó el ministerio.

El martes, los incendios cubrían 174.000 hectáreas.

Unos 165.000 funcionarios del ministerio seguían luchando contra las llamas con el apoyo de 550 especialistas extranjeros.

Luego de casi dos semanas, los incendios forestales, que han quemado un total de 810.000 hectáreas desde que empezó el verano boreal, se cobraron un mínimo de 54 vidas.

El ministerio también afirmó haber desviado las aguas del río Oka para apagar incendios en la región de Moscú.

Por otra parte, una lluvia tenue cayó en la mañana del martes en la capital rusa, donde la humareda de los incendios de la vegetación de zonas cenagosas se había disipado un poco, pero los servicios de meteorología pronosticaron que esta tregua no iba a durar mucho.

“Las altas presiones y el anticiclón harán volver el humo a Moscú”, indicó el director de dichos servicios, Roman Vilfand.