El jefe del Parlamento de Cuba, Ricardo Alarcón, responsabilizó el miércoles al gobierno estadounidense por la salud de uno de los cinco agentes cubanos presos en Estados Unidos desde 1998 y condenados por espionaje.

“La salud de Gerardo (Hernández) corre peligro y de esa situación es enteramente responsable el gobierno de los Estados Unidos”, dijo Alarcón en una reunión de las comisiones del Parlamento, previo a la sesión plenaria del domingo.

Hernández, de 45 años y condenado a dos cadenas perpetuas más 15 años, tiene problemas de presión arterial y por una infección bacteriana, y está “confinado en el hueco de la prisión de Victorville, California, sin haber cometido indisciplinas”, afirmó, según la televisión local.

“El gobierno estadounidense conoce que Gerardo tiene algunas dolencias físicas, por las que ha estado reclamando ser examinado por los médicos” desde abril pero recién el 20 de julio le permitieron ir a consulta, dijo Alarcón.

La situación es “muy grave” porque el reo está “en condiciones de castigo”, en una “celda muy pequeña, sin ventilación, con sólo un diminuto orificio en lo alto de la pared”, agregó.

“Hasta ahora hemos reclamado ante el Departamento de Estado y no hemos tenido respuesta”, afirmó Alarcón, añadiendo que Hernández está incomunicado de sus abogados “justo cuando se realizan trámites de apelación”.

Hernández, René González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González, a quienes Cuba considera “héroes luchadores antiterroristas”, fueron condenados por espionaje en 2001.

El gobierno cubano reconoce que son agentes, pero sostiene que vigilaban a anticastristas de Miami y no espiaban a Estados Unidos.

El lunes, en una reunión con intelectuales y artistas, el ex presidente Fidel Castro vaticinó que los cinco presos serán liberados “mucho antes del fin del año”, sin dar mayores precisiones.

Tras apelaciones, en 2009 fue rebajada la condena de cadena perpetua a 30 años de prisión para Labañino, y de 19 a 18 años para Fernando González, en tanto que a Guerrero le cambiaron su pena a perpetuidad por 22 años.