La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, inició el domingo su segunda visita en nueve meses a Pakistán para tratar de convencer a su aliado crucial en la lucha antiterrorista de que Estados Unidos está comprometido a largo plazo con la región.

Imagen: npsglobal.org

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Durante su visita, la jefa de la diplomacia estadounidense tiene previsto hablar de seguridad y anunciar una de serie de programas en los ámbitos del agua y la energía, dos sectores deficientes en este país pobre e inestable, aliado de Washington en la lucha antiterrorista.

El martes, Clinton participará en la conferencia de países donantes para Afganistán que se celebrará en Kabul.

En el inicio de la gira, el entorno de la secretaria de Estado elogió la ampliación y el mejoramiento de la relación con Pakistán, caracterizada durante años por una desconfianza mutua.

Por parte paquistaní, el Ministerio de Relaciones Exteriores se congratuló el sábado por una visita “que ayudará a dar un mayor impulso” a la relación bilateral.

Clinton se reunirá la tarde del domingo con el primer ministro Yusaf Raza Gilani, antes de cenar con el presidente Asif Ali Zardari. El lunes, participará en una reunión de “diálogo estratégico” entre Washington e Islamabad.

“La aceleración” del llamado diálogo estratégico “genera cambios en la actitud paquistaní, primero en el Gobierno y, lenta y gradualmente en la opinión pública”, aseguró el domingo Richard Holbrooke, el emisario norteamericano para Afganistán y Pakistán.

Los avances “nos permiten progresar en el sector del antiterrorismo y el trabajo conjunto en las zonas tribales”, feudos de Al Qaida y de numerosos talibanes que atacan a las fuerzas internacionales en el vecino Afganistán, aseguró el diplomático norteamericano.

Según un alto responsable norteamericano, que habló bajo anonimato, Estados Unidos sacaría provecho de las conversaciones más frecuentes con el poderoso jefe de Estado Mayor del Ejército paquistaní, el general Ashfaq Kayani.

Estas conversaciones permitirían “progresos lentos, pero tangibles” en el caso de la red talibán Haqqani, la bestia negra de la coalición internacional, y que tiene la reputación de ser cercana a los servicios de inteligencia paquistaníes.

Clinton volvió a Islamabad tras su primera y mediatizada visita de octubre pasado y la primera reunión de “diálogo estratégico” entre ambos países, que tuvo lugar en marzo en Washington.

“Estamos comprometidos a largo plazo. No haremos lo que hemos hecho en el pasado”, aseguró Rajiv Shah, el jefe de USAID, la agencia federal estadounidense para el desarrollo, en declaraciones a los periodistas que viajaron con Clinton.

En los años 80, cuando la ex Unión Soviética ocupaba Afganistán, Estados Unidos incrementó su presencia en Pakistán, pero se retiró después de que las tropas rusas se retiraran en 1989.

Para demostrar que Estados Unidos aprendió la lección, Clinton anunciará el lunes un plan masivo de ayuda a Pakistán en favor del agua que contempla siete proyectos, indicó un alto responsable estadounidense.

Concretamente, se prevén varios proyectos de presas en las zonas de Gomal Zam, Satpara y Baluchistán.

Asimismo, tres hospitales serán renovados y ampliados en Karachi, Lahore y Jacobabad.

Dos programas específicos estarán además dedicados a la agricultura, uno para la formación de agricultoras en la producción lechera, y otro para aumentar la producción y exportaciones de mangos.

El monto total de los proyectos se publicará el lunes. Todas estas inversiones obedecen a la ley Kerry-Lugar, votada el pasado otoño, que otorga a Pakistán una asistencia estadounidense récord de 7.500 millones de dólares en cinco años.