La Cámara de Representantes de Estados Unidos vota este domingo un proyecto del presidente Barack Obama que promete asistencia médica a casi todos los ciudadanos y es considerado una de las mayores reformas sociales en un siglo.

La votación llega tras un año enfrentamientos políticos y una dramática semana en la que Obama suspendió una gira por Asia y se enfrascó en buscar apoyos para ese plan que pone en juego buena parte de las esperanzas despertadas por su llegada al poder.

Obama visitó el sábado la sede del Congreso, dialogó con legisladores de su Partido Demócrata, entre los cuales había varios reticentes, y auguró luego que la iniciativa alcanzará los 216 votos necesarios para ser aprobada.

“Está en sus manos. Llegó la hora de de aprobar la reforma sanitaria en Estados Unidos y confío en que lo harán”, les dijo Obama a los legisladores.

Un grupo de Representantes demócratas indecisos sembró dudas sobre la aprobación del proyecto pero otros miembros del partido aseguraron el domingo que la iniciativa ya tiene asegurado los preciados 216 votos.

“Tenemos los votos. Hoy haremos historia”, dijo el Representante John Larson, uno de los líderes demócratas , reafirmando lo que el sábado había anunciado el jefe de la mayoría demócrata en la Cámara Steny Hoyer.

Una de las mayores preocupaciones de la Casa Blanca fue la de tratar de concentrar a los miembros de la mayoría demócrata que se oponen a la idea de que el proyecto de Obama implique la financiación federal del aborto.

El proyecto apunta a atender a 32 millones de estadounidenses que no tienen sevicios médicos mediante la expansión de los programas de salud pública y subsidios para que familias modestas puedan adquirir seguros privados.

Si la ley es aprobada, se estima que el 95% de los casi 300 millones de habitantes dispondrán de cobertura médica.

La reforma tiene un costo de 940.000 millones de dólares en 10 años y, a la vez, reduciría en ese mismo período en 138.000 millones el déficit estadounidense; según un estudio de una comisión del Congreso.

El sistema estadounidense de salud está en cuestión desde hace casi un siglo. Generaciones enteras de líderes, desde Theodore Roosevelt (1901-1909) a Bill Clinton (1993-2001), no consiguieron lograr la aprobación de proyectos a menudo rechazados por los médicos y las compañías de seguros.

Los legisladores republicanos se oponen a la iniciativa porque consideran que provocará aumentos de impuestos y hará que el Estado se involucre en actividades privadas.

Aun así, algunos republicanos reconocen la dimensión histórica que tendría la reforma de Obama. “Sería histórico en la medida en que el presidente lograría lo que nadie jamas consiguió”, dijo el domingo un senador demócrata en diario The Washington Post.

La iniciativa fue sancionada en el Senado el 24 de diciembre y desde entonces tuvo numerosas mudificaciones. Si la Cámara de Representantes aprueba este domingo el texto, Obama la promulgará.

A partir de entonces el Senado deberá todavía adoptar las “correcciones” deseadas por la Cámara.