¿Te imaginas que por culpa del uso que le das a tu iPhone y notebook tus propios vecinos interpongan una millonaria demanda? eso sólo ocurre en Estados Unidos.
Arthur Firstenberg, residente de Santa Fe, demandó a su vecina por 530 mil dólares (unos 260 millones de pesos) luego de que se rehusara a mantener apagado su iPhone. El argumento del ofuscado vecino sería que los campos electromagnéticos que genera el teléfono en cuestión están destruyendo su salud.
Pero Firstenberg no sólo quiere eliminar la presencia del iPhone en la casa contigua. También pretende, por medio de esta insólita demanda, que ella no vuelva a cargar su notebook de noche ya que le impediría conciliar el sueño de la manera en que necesita.
Por esta razón, 100 mil dólares (cerca de 50 millones de pesos) de la demanda se centran en el item ‘Daños y Sufrimientos’.
El señor Firstenberg no es nuevo en esto: en 2008 reclamó al gobierno, junto a su Fuerza en contra de las Tareas de los Teléfonos Celulares, para que les pagara zonas libres de campos electromagnéticos donde las personas como él pudieran esconderse.
Desde aquella vez, este personaje ha tratado de encontrar a personas que también sufren con los artefactos electrónicos e incluso ha hecho publicidad en donde pregunta a la gente si el cambio de la TV analógica a la TV digital los ha vuelto más enfermos.
Aparentemente, en esta oportunidad a Firstenberg no sólo le molestó el iPhone y el notebook de su vecina. El hombre también alegó que, al ser casas pareadas, de alguna forma se transmitía la señal a través de la pared y que esto intensificaba su exposición a los campos electromagnéticos.
El diario The Santa Fe Reporter, que dio a conocer la noticia, está en parte de acuerdo con Firstenberg. Pero en el diario británico The Register, del cual nosotros supimos la información, creen que este tipo de gente revelan miedos irracionales que sólo dan mala reputación a las nuevas tecnologías.