¿Te has despertado al día siguiente de un matrimonio o fiesta con un extraño “destello” en tu cara? ¿O quizás has tenido problemas para retirar un esmalte de uñas con escarcha incluida?

Sin duda, éstos son algunos de los (no tan importantes pero igualmente curiosos) problemas que enfrentamos a la hora de utilizar artículos de fiesta, manualidades o cosméticos con el denominado ‘glitter’, el encargado por excelencia de dar brillo a nuestros atuendos y/o creaciones.

Pese a que su uso es bastante extendido en las áreas mencionadas, no deja de ser cierto que su retiro es todo un calvario para los usuarios. Y es que hay veces en que, por más que tratemos, parece imposible deshacernos de ese minúsculo punto brillante.

Pero, ¿por qué ocurre esto?

Para descubrirlo, es necesario que nos vayamos al principio. El llamado ‘glitter’ o brillantina es una variedad muy pequeña (cerca de 1 mm²) de pedazos de tereftalato de polietileno, un tipo de plástico muy usado en envases de bebidas y textiles, el cual obtiene su brillo gracias a un revestimiento ultrafino de metales.

Considerando lo anterior, tanto su composición como su diminuto tamaño “hacen que el glitter sea ideal para pegarse en todas las cosas aceitosas y húmedas (como nuestro cuerpo), e incluso a superficies secas”, informó el sitio especializado en ciencia LiveScience.

De acuerdo a expertos, existen una serie de fuerzas que hacen que la brillantina se pegue con tanta facilidad a nuestro cuerpo y a los objetos. Entre éstas se encuentran la estática, la viscosidad del aire y un fenómeno conocido como las ‘Interacciones de Van der Waals’, en honor al físico neerlandés ganador del Premio Nóbel Johannes van der Waals.

Courtney Emery | Flickr (CC)
Courtney Emery | Flickr (CC)

La estática, el aire y las interacciones de Van der Waals

La electricidad estática ocurre cuando dos objetos entran en contacto y uno lanza sus electrones negativos al otro, dejando a uno de los objetos con carga positiva y al otro con carga negativa -las cargas similares se repelen, mientras que las opuestas se atraen-. Esto se comprueba al frotar un globo contra nuestra cabeza y ver cómo se “pega”.

En palabras de Paul McCord, especialista en química de la Universidad de Texas (EEUU), la mayoría de las veces en que el glitter se adhiere a una superficie seca, la culpa es de la estática. “El plástico recoge electrones como loco”, afirmó.

Otro fenómeno al que se le asocia la molesta característica de la escarcha cosmética es la viscosidad del aire. “A escalas muy pequeñas, el aire es más viscoso, comportándose como un fluido más que como un gas”, explicó LiveScience.

A ello, McCord agregó que las partículas brillantes son muy planas, lo que contribuiría a que se peguen. “Si pones un objeto delgado y plano en una mesa muy suave -un pedazo de papel, por ejemplo- verás que se mantiene relativamente estacionario y es difícil recogerlo a menos que levantes ligeramente uno de sus bordes. Esto se debe a que el papel empuja todo el aire debajo de él, mientras que peso del aire encima lo empuja hacia abajo (…) Las partículas de brillantina podrían comportarse de una manera similar, especialmente, porque suelen ser muy pequeñas y planas”, dijo el experto.

Un cuarto fenómeno que afectaría particularmente a este producto son las llamadas ‘Interacciones de Van der Waals’, las cuales engloban colectivamente a las fuerzas de atracción entre las moléculas. “Son fuerzas de atracción débiles que se establecen entre moléculas eléctricamente neutras -tanto polares como no polares-, pero son muy numerosas y desempeñan un papel fundamental en una multitud de procesos biológicos”, señaló la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (España) en su página web.

En este contexto, LiveScience explicó que el glitter obtendría su pegajosidad gracias a diferentes tipos de interacciones de Van der Waals, dependiendo de si se adhiere a superficies húmedas o secas.

Asja Boroš | Flickr (CC)
Asja Boroš | Flickr (CC)

En el caso de las superficies húmedas, estos trocitos brillantes se pegarían debido a la tensión de la superficie, lo que incluye la atracción intermolecular entre las moléculas de agua. “Si te mojas la mano y la pones en la arena, ésta se te pegará porque a medida que las moléculas de agua se atraen unas a otras, atrapan la arena. El mismo fenómeno haría que la brillantina -o cualquier otra partícula pequeña- se pegue a tus dedos cuando están húmedos”, señaló el experto.

Finalmente, otra de las acciones que influirían en esta característica del glitter es la fricción. Considerando que las partículas de la escarcha cosmética son tan livianas y pequeñas, la fricción se vuelve significativa en relación a la gravedad. Si las partículas destellantes están en una superficie suave y ésta la ladeas, no serán lo suficientemente pesadas para resbalarse, explicó Dave Farina, experto en física de la Universidad del Sur de California (EEUU).

Si bien los fenómenos descritos con anterioridad explicarían por qué la brillantina se adhiere con tanta facilidad a distintas superficies, aún no se han realizado investigaciones enfocadas exclusivamente en este producto. “Si quieres saber realmente cómo la brillantina se adhiere a la piel, ¡se necesitan experimentos! No hay respuestas fáciles cuando se trata de la adhesión”, afirmó Kellar Autumn, profesor de biología en la Escuela Lewis & Clark de Oregon (EEUU).

¿Cómo limpiar la brillantina?

Pese a lo interesante que pueden resultar los estudios en torno a estas partículas brillantes, lo cierto es que lo que realmente se pregunta la mayoría es cómo deshacernos del glitter que se adhiere a nuestra piel y/o accesorios.

En este sentido, desde LiveScience explicaron que la mejor opción para recoger la escarcha desde una superficie seca es por medio de una aspiradora o un papel/paño húmedo (aunque éste probablemente quede inutilizable después de hacerlo producto, precisamente, del glitter).

En tanto, para removerlo de nuestra piel es mejor hacerlo con ayuda de un polvo como el talco, afirmó Joe Colleran, Gerente de Ventas de Meadowbrook Inventions, la compañía que en 1934 inventó el glitter tal y como lo conocemos en la actualidad.