Este martes, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal entregó su Carta Pastoral por encargo de la Asamblea Plenaria. En este texto, que no se redactaba desde 2012, la Iglesia Católica se refiere a la actualidad del país, señalando su visión de lo que debería ser Chile y proponiendo “ideas, desde el Evangelio, para construir una sociedad más justa y fraterna, más humana e inclusiva”.

“En un tiempo importante para nuestra patria. Ofrecemos esta Carta en perspectiva de las próximas elecciones, donde cada ciudadano debe discernir su decisión, a partir de la formación de su propio juicio en conciencia”.

Elecciones

El mensaje entregado llama a votar, a pesar del desprestigio de la política. Asegura que “algunos programas políticos fácilmente responden a cálculos electorales más que a una gran idea de país. Se ha introducido una profunda desconfianza por la colusión entre política y dinero, y por una sensación de promesas incumplidas. Sin embargo, la necesaria denuncia de toda corrupción no puede condenar a la política en su conjunto. Por el contrario, el actual desprestigio hace urgente que la ciudadanía ejerza su responsabilidad cívica y que modifique profundamente el modo de hacer política”.

Conflicto Mapuche

Confome la visión católica, las políticas y estrategias de desarrollo deben reconocer y fomentar las expresiones culturales propias de las diversas realidades regionales y sociales, “en particular los derechos y costumbres ancestrales de nuestros pueblos originarios que muchas veces han sido tratados con gran injusticia. Respecto de la Araucanía, esperamos que el fruto de la última comisión asesora presidencial -en la que la Iglesia ha tenido una gravitante participación- y las políticas anunciadas verdaderamente puedan traducirse en caminos de paz y justicia para una región que lleva mucho tiempo sumida en conflictos”.

Inmigración

La Carta Pastoral afirma que “los hermanos inmigrantes, muchas veces sufrientes y solos, deben ser acogidos, protegidos, integrados y promovidos en una fraternidad real y sincera, que los considere un aporte a la casa común y les abra fraternalmente las puertas del hogar, ofreciéndoles condiciones dignas y humanas de vida y trabajo, evitando todo tipo de discriminación”.

Familia

El Papa Francisco trata con respeto y cariño la diversidad de situaciones familiares y también la situación eclesial de los separados que han formado una nueva unión, indican. “(…) creemos que el nuevo impulso a la pastoral y catequesis matrimonial ha de fundarse en el criterio que plantea el Santo Padre”.

Calificaron de “muy oportuna la urgente reforma del Sename, que ponga en el centro el bienestar y la vida de los niños y niñas, sujetos de derecho. El cuidado de su dignidad debería ser una prioridad efectiva para el Estado”

“Con nuestra mejor voluntad y experiencia hemos querido colaborar para que la reforma educativa ponga su centro en la formación integral de niños y jóvenes. Una reforma profunda y verdadera supera la capacidad de la clase política y debe ser el fruto de muchos acuerdos y diálogos entre posiciones diversas, pero que tiene el mismo fin”, agregaron.

Presos y cárceles

La Iglesia Católica asegura que “preocupa el hacinamiento y pésima condición de los centros de detención y cumplimiento de penas, que no posibilitan la corrección e reinserción social de las personas privadas de libertad, y en algunos casos sus derechos fundamentales son violados”.

“Reiteramos nuestro deseo de que la sociedad ofrezca a privados de libertad con enfermedades terminales o en grave deterioro de sus facultades mentales, cualquiera haya sido la razón de su condena, la posibilidad de terminar su cumplimiento con arresto domiciliario. Es una manera de cumplir con la justicia, sin impunidad, pero con clemencia”, agregaron.

Identidad de género y diversidad sexual

Como Iglesia, dicen, han “proclamado que las personas homosexuales merecen ser tratadas con el respeto que todo hijo e hija de Dios se merece; deben ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza, y debe evitarse todo signo de discriminación injusta”.

Sin embargo señalan que les “preocupan ciertos enfoques sobre la identidad de género que presentan una sociedad sin diferencias de sexo, y que promueven una legislación que desvincula radicalmente la identidad personal y la intimidad afectiva de la diversidad biológica entre hombre y mujer”.