Los simpatizantes de la causa independentista de Cataluña sacaron orquestadamente este viernes cantidades de dinero simbólicas o sustanciales de los cajeros automáticos, en protesta contra el gobierno español y los bancos que se trasladaron fuera de la región.

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“Es una forma de protestar. No queremos hacerle ningún mal a la economía española o catalana”, dijo Roser Cobos, una abogada de 42 años que retiró 1.714 euros, en referencia al año de la toma de Barcelona por las tropas del rey Felipe V, y la subsiguiente anulación de las instiuciones autónomas de las regiones que se le opusieron.

“Es la única forma que tienen los catalanes de mostrar su desacuerdo con la actitud del Estado español”, añadió.

Dos asociaciones independentistas, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Omnium Cultural, invitaron a sus militantes, a través de redes sociales, a varias “acciones directas pacíficas” para mostrar su descontento con el gobierno de Mariano Rajoy, sobre todo retirando dinero, “de preferencia entre las 08:00 y 09:00 horas”.

Los líderes de ambas asociaciones -Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, respectivamente- fueron encarcelados preventivamente como sospechosos de sedición.

Joaquim Curbet, un editor de 58 años que retiró 155 euros, que esgrimió con orgullo, explicó que es “una suma simbólica, para protestar y presionar al Gobierno español”, que ha iniciado los trámites para activar el artículo 155 de la Constitución que le permitiría intervenir el gobierno regional.

Con el diario La Vanguardia bajo el brazo, Marta Argilaga, una secretaria de unos 40 años, vino a retirar 200 euros, “más de lo habitual”.

La mujer manifestó que es un acto simbólico, ya que quedará registrado el número de catalanes que retiraron dinero en ese horario.

Sin embargo, un portavoz de la entidad bancaria dijo que no facilitarán datos sobre las retiradas de este viernes y que “hay normalidad operativa”.

A las 08:10 (07:10 GMT), un primer cajero automático de la agencia afirmó estar “temporalmente fuera de servicio”. Marta Bernard, que estaba en la fila, se encogió de hombros y trató, pese a todo, de introducir la tarjeta.

“El gobierno español tomó muchas medidas contra nosotros. Tenemos que reaccionar. Voy a retirar 300 euros”, dijo esta funcionaria de la administración catalana de 53 años.

La perspectiva de una declaración unilateral de independencia hizo que cientos de empresas trasladaran sus sedes sociales en octubre, empezando por los dos grandes bancos catalanes, CaixaBank, tercero de España, y Banco Sabadell, quinto.