Paraguay se prepara para elegir este domingo a su presidente para los próximos cinco años, con el candidato derechista Mario Abdo Benítez, del gobernante partido Colorado, como favorito de las encuestas, sin que parezca afectarle los vínculos de su familia con el exdictador Alfredo Stroessner.

“Marito”, como se le conoce popularmente, enfrentará al candidato liberal Efraín Alegre, a quien apoya una coalición de centro izquierda en la que participa el exobispo y expresidente (2008-2012) Fernando Lugo. Los principales sondeos dan hasta 20 puntos de ventaja a Abdo Benítez sobre Alegre.

Pero una encuesta de la firma Ati Sneard y Asociados de último momento, arroja un empate técnico e indica que el triunfo de Abdo Benítez, de 46 años, depende de una participación menor al 70%.

“Si pierde Abdo Benítez sería por un voto castigo a Cartes, que tuvo un gobierno muy excluyente. Hay una reacción de hastío”, comentó Sneard a la AFP.

Cartes, un potentado de la industria tabacalera, mantuvo durante su gobierno el importante crecimiento económico del país, de alrededor de 4% anual, apoyado en las exportaciones agrícolas y de electricidad.

Sin embargo, Paraguay registra un índice de pobreza de 26,4% y está clasificado entre los países con mayor corrupción por Transparencia Internacional, que lo ubicó en el puesto 135 en una lista de 180 en 2017.

Rechazo al aborto

“Marito”, quien estudió mercadeo en Estados Unidos, propone mantener la política económica de Cartes, pero también pretende llevar a cabo una reforma del Poder Judicial, que considera corrupto.

Alegre, un abogado de 55 años, intenta por segunda vez acceder a la presidencia. En las pasadas elecciones de 2013, en las que solamente tuvo el apoyo de su partido Liberal, perdió frente al actual mandatario por 8 puntos.

Esta vez logró reeditar la coalición del 2008 con el Frente Guasú (Frente Amplio) y otras agrupaciones de izquierda que dieron el triunfo a Lugo, el único gobernante no colorado desde 1947, pero que no pudo terminar su mandato al ser destituido en un juicio político en 2012.

Alegre propone garantizar salud gratuita para los más pobres y abaratar las tarifas de energía para incentivar las inversiones y promover el empleo, una tarea pendiente en Paraguay que exhibe altas tasas de informalidad.

En este país mayoritariamente católico, ambos candidatos se muestran conservadores y rechazan tanto la despenalización del aborto como el matrimonio igualitario.

“Yo estoy por la vida, estoy en contra del aborto y de la despenalización, en todos los casos. Personalmente creo no existe nadie que puede hacer de Dios para resolver sobre la vida o la muerte de una persona”, respondió tajante Alegre en una entrevista esta semana con la AFP.

El expresidente de la Cámara de Diputados, Hugo Velázquez, acompaña a Abdo Benítez en la fórmula presidencial colorada, en tanto el periodista radial Leonardo Rubín completa el binomio encabezado por Alegre.

Los comicios, para los que están inscritos 4,2 millones de ciudadanos (sobre 7 millones de habitantes), serán supervisados por misiones de observación de la Unión Europea y de la Organización de Estados Americanos.

La elección se realiza a una sola vuelta. Los centros electorales deben abrir a las 07:00 horas locales (11:00 horas GMT) y cerrar a las 16:00 horas (20:00 horas GMT).

Además de presidente, los paraguayos elegirán un nuevo Congreso y gobernadores para los 17 departamentos en los que se halla dividido políticamente el país.

La sombra de la dictadura

“Marito” es hijo de Mario Abdo, quien fue secretario privado de Alfredo Stroessner. Pero la cercanía de su familia con la dictadura (1954-89) no ha sido tema de campaña.

“Los que tienen menos de 40 años ya no se acuerdan de esa dictadura. Por eso no está en la discusión”, explicó el analista político Francisco Capli a la AFP.

Aunque se distancia de la dictadura recordando que para el momento del derrocamiento de Stroessner él apenas tenía 16 años de edad, en 2006 asistió a los funerales del exdictador, que se exilió en Brasilia.

Abdo Benítez se esfuerza por mostrar una imagen de líder fresco y dinámico, y defiende sus credenciales democráticas y republicanas.

“Me enorgullece que víctimas que sufrieron maltratos y torturas en esa época (la dictadura de Stroessner) hoy trabajan conmigo. Esta es otra era. Si hubiera tenido rechazo no estarían conmigo“, comentó recientemente a la AFP.