La región ha vivido diez años consecutivos con déficit de precipitación y no se ha presentado ni un solo periodo lluvioso.

La disminución de las lluvias, especialmente en época estival, y la sequía de pozos y norias ha afectado a familias en sectores rurales donde, en muchos casos, la ganadería y agricultura de subsistencia es su única actividad económica.

Es una de las regiones más lluviosas de Chile; sin embargo, en diez años la realidad para los habitantes de La Araucanía ha tenido un cambio sustancial.

De acuerdo al informe La Megasequía 2010-2015, el territorio comprendido entre Coquimbo y La Araucanía ha experimentado un déficit de precipitaciones que ha llegado el 60%. La pérdida de lluvia se ha producido en la década más cálida registrada en Chile central, lo que ha influido en el aumento del agua evaporada y, por consiguiente, el agravamiento del déficit hídrico.

Estos datos han cobrado especial valor para Adolfo Navarro, quien reunió el testimonio de diversos especialistas locales y los datos de informes nacionales e internacionales con el fin de investigar la situación hídrica en la IX región.

El reportaje web sequiaenlaaraucania.cl muestra los principales factores que han incidido en la disminución del recurso, entre ellos, el cambio climático, el aumento de la temperatura global y la disminución de la precipitación se muestran como los más determinantes.

No obstante, existen factores locales que tienen gran influencia y han reforzado los efectos negativos del cambio climático como la alteración de la condición natural de la tierra por parte del hombre, el aumento sostenido de la industria forestal, entre otros.

Familias sin acceso a agua potable

Sequiaenlaaraucania.cl informa que 22 mil familias dependen de camiones aljibe para abastecerse de agua potable. Desde el 2011, se ha quintuplicado la cantidad de camiones que reparten agua a personas localizadas en zonas rurales.

Muchas de esas familias, de origen mapuche en gran proporción, en el pasado se han abastecido de agua a través de pozos, vertientes y esteros; sin embargo, los factores climáticos y la erosión de la tierra, entre otros antecedentes, han incidido en la disminución del caudal de sus fuentes de agua.

Desde el 2011, Onemi ha invertido más de 20 mil millones de pesos en contratos con empresas abastecedoras de agua, sin contar los gastos efectuados por cada municipio a razón de la compra de agua.

Los expertos, representantes de diversas especialidades de las ciencias que estudian el agua, han puesto especial preocupación en la carencia de infraestructura para la retención de agua en la región, las escuetas reformas que ha tenido el Código de Aguas y los desafíos pendientes que tiene el Estado en torno al cuidado y protección del Medio Ambiente.